Anorexia Nerviosa
La anorexia mental o anorexia
nerviosa es un síndrome psiquiátrico que se centra sobre la
negativa del enfermo (generalmente mujeres) a comer,
conllevando una alarmante pérdida de peso. Suele aparecer en
mujeres jóvenes, solteras en edades entre la pubertad y la
adolescencia. Hay casos tardíos y también alguna excepción
masculina (hay un hombre por cada 10 mujeres). La frecuencia
de la enfermedad va en aumento durante los últimos años (una
adolescente de cada 200). Es un grave trastorno alimentario
en el que la persona presenta un peso inferior al que sería
de esperar por su edad, sexo y altura. En índice de
mortalidad ronda el 6-10% de todas las pacientes afectadas.
No está claro el origen de la
anomalía. Los psicoanalistas lo atribuyen al rechazo
inconsciente a la feminidad. Muchos casos se inician tras un
período de obesidad y la preocupación de la paciente por
recuperar la línea. El conflicto con la familia,
especialmente con la madre, es uno de los elementos
constantes que dominan el cuadro clínico. Aunque el aumento
de esta enfermedad durante los últimos años también se
atribuye a un cambio en el ideal de belleza dentro de los
países desarrollados. En el mundo occidental aparece la
delgadez como símbolo de belleza, salud y éxito social, y se
condena la obesidad.
Las personas que sufren
anorexia nerviosa presentan ciertos rasgos característicos,
son obsesivas, perfeccionistas, altamente competitivas,
inteligentes, inmaduras emocionalmente, con una baja
autoestima y muy dependientes de su familia. Su autoestima
depende de su peso y su silueta. Otra de las características
es la dificultad que tienen en sus relaciones sociales,
distorsionan o devalúan su apariencia y no quieren ser
observadas ni juzgadas, eso favorece una cierta fobia
social. Aprenden a reducir la ansiedad evitando las
situaciones que les angustian, como las reuniones sociales,
ir a sitios públicos, etc.
Son poco conscientes de su
problema, y por ello es muy difícil que consulten a un
especialista por la pérdida de peso. Generalmente acuden al
médico por malestares somáticos causados por la falta de
alimentación.
Criterios para diagnosticar la anorexia nerviosa
-
Negativa
de mantener el peso corporal en o por encima del mínimo,
según la edad y talla. Por ejemplo, pérdida de peso
manteniendo éste por debajo del 85% esperado, o no
incremento durante el crecimiento no alcanzándose el 85%
del esperado. A partir de una pérdida de aproximadamente
el 15% del peso se considera anorexia, pues ya aparece
la malnutrición. Cuenta el peso perdido más el no ganado
si está en fase de crecimiento.
-
Miedo
intenso a aumentar de peso o a volverse gordo aún
teniendo infrapeso. Este miedo aumenta a medida que
disminuye el peso, es un miedo fóbico (lipofobia).
-
Alteración del modo de experimentar la la forma o
peso del propio cuerpo. influencia injustificada de
la forma o el peso en la autoimagen, o negación de
la importancia del bajo peso actual.
-
En
mujeres con regla instaurada, amenorrea o ausencia
de por lo menos 3 ciclos menstruales consecutivos.
Es una clara manifestación de malnutrición y aparece
tras perder un 15% del peso.
-
Falta
de conciencia de enfermedad.
Primeros síntomas
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Disminución de la temperatura corporal (suelen
tener frío aún cuando hace calor). |
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Caída del cabello. |
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Ligera bradicardia (enlentecimiento del ritmo
cardíaco). |
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Estreñimiento. |
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Calambres. |
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Amenorrea. |
Posteriormente aparecen más síntomas y se agravan los ya
existentes. Se produce una alteración del estado de
ánimo, las enfermas se muestran nerviosas, inquietas,
tristes, coléricas, etc. Al final el comportamiento de
las anoréxicas acaban siendo de tipo compulsivo, no
pueden dejar de comer como lo hacen pues se angustian
demasiado, hay una obsesión.
Tipos de
anorexia
-
Anorexia de tipo restrictiva:
durante el episodio de
anorexia, la persona no presenta episodios recurrentes
de sobreingesta masiva o conductas purgativas (vómitos
autoinducidos o mal uso de laxantes y diuréticos). Se da
en un 70-80% de los casos y suelen ser personas que
realizan mucho ejercicio físico.
- Tipo
bulímica o purgativa:
en este tipo, durante el período de anorexia, la persona
incurre regularmente en atracones o conductas
purgativas. Es menos habitual que el anterior.
Las
familias de estas pacientes suelen ser sobreprotectoras
(en especial las madres) y tienen expectativas muy altas
con respecto a sus hijos que dificultan el desarrollo de
su autonomía e independencia en la adolescencia. La
anorexia aparece en este contexto como un esfuerzo para
satisfacer a los padres, logrando de esta manera la
configuración de una identidad débil a cuestas de una
opresión familiar. Generalmente estas familias niegan la
existencia del conflicto.
Factores predisponentes:
se han descrito factores
genéticos, el sexo femenino, la edad (13-20 años),
características de la personalidad (introversión,
inestabilidad), obesidad, factores familiares,
afectivos, emocionales, nivel social medio-alto y
presiones socioculturales.
Factores precipitantes:
cambios corporales, críticas sobre el cuerpo, incremento
rápido de peso, contactos sexuales y acontecimientos
vitales potencialmente estresantes (separaciones,
pérdidas).
Factores de mantenimiento:
factores cognitivos, afecto negativo, conductas
purgativas, interacción familiar, aislamiento social y
actividad física excesiva.
Tratamiento
Por la gravedad de la
enfermedad y el mal pronóstico ambulatorio, el
tratamiento suele ser hospitalario, para romper el
círculo vicioso de hostilidad con la familia, y realizar
la alimentación controlada y tratamientos
psicoterapéuticos.
Son pacientes que
protestan de su ingreso, se consideran normales y creen
injustificada cualquier terapéutica, que hacen todo lo
posible por evitar.
El
primer paso del tratamiento es la recuperación del peso
hasta valores normales. El segundo es el tratar de
mantener el peso conseguido y prevenir las recaídas. Se
hace hincapié en los aspectos nutricionales, aunque
también es importante que rompan los círculos viciosos
de conductas familiares que mantienen el trastorno
alimenticio.
El
tratamiento farmacológico de la anorexia nerviosa tiene
poco éxito, por lo que casi no se practica. En casos
donde existe mucha ansiedad se administran neurolépticos
y antidepresivos, sin embargo muchas veces la depresión
en la anorexia aparece como consecuencia de la
desnutrición, por lo que al recuperar la paciente el
peso normal, ésta puede desaparecer.
Bulimia Nerviosa
La
bulimia es un trastorno que se manifiesta por crisis
de apetito voraz e incontrolado. Es frecuente que se
combine con actitudes de anorexia, y la paciente después
de cada ingestión desordenada intente vomitar, tome
laxantes, diuréticos, etc. Excepto la crisis de bulimia,
la conducta global es parecida a la de una anorexia
nerviosa, con la preocupación obsesiva por no engordar.
La lucha entre la atracción por la comida y el rechazo
posterior se vive con ansiedad, sentimiento de culpa y
autodesprecio.
La vida
de la paciente se centra en la comida, comer o expulsar
lo comido por medio de vómitos y laxantes, domina su
campo de interés.
Criterios para diagnosticar la bulimia nerviosa:
A)
Episodios recurrentes de sobreingesta:
-
Comer
en poco tiempo más comida que la mayoría de la gente
en tiempo y circunstancias similares.
-
Durante el episodio, sensación de falta de control
sobre la ingestión. Hace algo que en realidad no
quiere hacer. Es un comportamiento compulsivo.
B)
Conducta compensadora inadecuada y recurrente a fin de
evitar el aumento de peso:
-
Vómitos autoinducidos.
-
Laxantes, diuréticos u otras medicaciones.
-
Ayuno.
-
Ejercicio físico excesivo.
C) La
sobreingesta y las conductas compensadoras se producen,
como promedio, por lo menos dos veces por semana durante
tres meses.
D) La
autoimagen está injustificadamente influida por la forma
y el peso del cuerpo.
E) El
trastorno no se produce exclusivamente durante episodios
de anorexia nerviosa.
En la
bulimia nerviosa no existe malnutrición como en el caso
de la anorexia, y el peso de la paciente es normal.
Tipos de bulimia
- Tipo
purgativo: la
persona recurre al vómito, el uso de laxantes,
diuréticos y enemas. Presentan una importante distorsión
de la imagen corporal, mayor deseo de estar delgadas,
más patrones anómalos alimentarios y psicopatología
(sobretodo depresión y obsesiones) que las de tipo no
purgativo.
- Tipo
no purgativo:
la persona usa otras conductas compensatorias no
purgativas como el ayuno o practica ejercicio intenso.
Las
personas bulímicas suelen ser emocionalmente inestables,
con síntomas ansiosos, impulsivas y con tendencia a la
automedicación. Se caracterizan por tener una baja
autoestima y gran necesidad de aprobación externa.
También tienen menos tolerancia a la frustración. Al
igual que las anoréxicas demuestran una excesiva
preocupación por su peso y silueta y tienen tendencia a
la obesidad.
Una
diferencia llamativa entre las anoréxicas y las
bulímicas es que las primeras, en principio, rechazan su
feminidad y no manifiestan ningún interés erótico o
sexual. En cambio las bulímicas, hacen los sacrificios
de no comer para estar más atractivas y buscan el
galanteo casi obsesivamente, manteniendo en secreto sus
problemas de alimentación, que dominan su vida tanto
como la de las anoréxicas.
El
trastorno bulímico suele aparecer en edades posteriores
a la anorexia, entre los 16 y 20 años. Sobre un 1-2% de
las bulimias pueden hacer también anorexia. La
mortalidad también es menor, sobre el !5 o menos, y
suele ser por suicidio debido a la depresión y ansiedad
que sufren por su patología.
Factores predisponentes:
presencia de trastornos afectivos entre familiares,
abuso de sustancias, obesidad, gran preocupación de los
padres por el peso y la figura de su hija, presencia de
trastorno afectivo, obesidad, abuso sexual y diabetis
mellitus.
Tratamiento
El
tratamiento de la bulimia es psicoterápico, difícil y
prolongado. Responde mejor a la terapia de grupo que a
la individual.
El
objetivo principal es la desaparición de los atracones y
de las conductas compensadoras, para lo cual se puede
hacer tratamientos psicoeducativos con resultados
eficaces. También se hace terapia familiar para reducir
el círculo vicioso de las conductas familiares
precipitantes.
En
cuanto a la medicación, a corto plazo los tricíclicos
son efectivos para la reducción de atracones y vómitos,
pero no a largo plazo. Además producen efectos
secundarios indeseables. Los IRSS (inhibidores de la
recaptación de serotonina) han obtenido muy buenos
resultados, con menores efectos secundarios que los
anteriores.
Una mirada a la obesidad
La
obesidad es un exceso de grasa corporal acumulada en
el tejido adiposo que va acompañada por un
incremento del peso del cuerpo. Sin embargo, existen
personas que aún superando el peso adecuado no son
consideradas obesas porque el exceso no se debe a
tejido adiposo (grasa), sino a masa muscular (por
ejemplo los culturistas). En condiciones normales la
grasa constituye, en una persona joven, entre el 15
y el 18% del peso corporal para hombres, y entre el
20 y 25% para mujeres. |
Hace
muchos años la obesidad fue la mejor forma que tenía
el ser humano de acumular reservas energéticas para
épocas de escasez de alimentos. Nadie se preocupaba
entonces del exceso de grasa en el cuerpo. Hoy, se
sabe que la obesidad puede dañar la salud y afectar
a la vida personal, familiar, sexual, laboral y
social de quien la sufre. |
En la
actualidad, existe una gran presión en la sociedad
respecto al "culto al cuerpo". Una consecuencia
directa de esta presión es la apariencia, y muchas
personas tratan de seguir el modelo estético de la
delgadez. Este hecho se refleja en el gran número de
publicaciones existentes sobre nutrición. En el
ámbito de los profesionales médicos se está
extendiendo la preocupación relacionada con las
posibles consecuencias sobre la salud y el bienestar
psicosocial de las personas adictas a cualquier tipo
de dieta. |
La
obesidad ha dejado de ser un problema exclusivamente
estético y poco a poco empieza a considerarse como
una verdadera enfermedad crónica y habitual en los
países desarrollados, donde el 45% de los hombres y
el 38% de las mujeres presentan algún tipo de
obesidad o exceso de peso, según demuestran estudios
recientes. Esto es debido, fundamentalmente, a un
cambio en los hábitos dietéticos y a una disminución
de la actividad física. |
Es muy
importante tener en cuenta que el obeso es un
individuo con un riesgo aumentado de padecer ciertas
enfermedades: |
-
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Diabetes mellitus de tipo II (no dependiente
de insulina). |
-
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Enfermedades de la vesícula. |
-
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Alteraciones del sueño. |
-
|
Hipercolesterolemia (aumento del
colesterol), hipertrigliceridemia (de los
triglicerídos) e hiperuricemia (del ácido
úrico). |
-
|
Enfermedades coronarias e infarto de
miocardio. |
-
|
Hipertensión arterial. |
-
|
Cálculos biliares o piedras de la vesícula
biliar. |
-
|
Riesgo ligeramente aumentado de padecer:
cáncer (mama, colon), anormalidades en las
hormonas sexuales, síndrome de ovarios
poliquísticos, fertilidad disminuida,
aumento de las anomalías fetales por
obesidad materna, dolor lumbar y aumento del
riesgo anestésico. |
-
|
Así mismo, en los sujetos obesos pueden
producirse una serie de alteraciones
psicológicas que pueden ir desde la ansiedad
leve hasta la pérdida de autoestima y
depresión. |
-
|
Insuficiencia respiratoria y problemas
pulmonares. |
-
|
Alteraciones de la menstruación e
infertilidad. |
-
|
Alteraciones dérmicas e infecciones fúngicas
de la piel en los pliegues cutáneos que
aparecen en los obesos. |
-
|
Problemas óseos y articulares. |
|
La
disminución de peso va a conllevar un beneficio en
aquellas patologías que sean reversibles. Se notará
mejoría en las articulaciones, en la respiración, en
la regulación de la presión arterial, en las apneas
del sueño y en el exceso de triglicéridos y ácido
úrico. |
CRITERIOS DE OBESIDAD |
Existen diferentes métodos para calcular la cantidad
de grasa corporal que tiene una persona. La forma
más frecuentemente utilizada es el Índice de Masa
Corporal (IMC) o Índice de Quetelet.
|
IMC = Peso en Kilogramos / altura (en
metros) elevada al cuadrado
|
Valor del IMC
|
VALORACIÓN
|
TRATAMIENTO
|
< 20
|
Peso inferior al normal
|
Requiere control médico-nutricional.
|
20 - 24,9
|
Peso normal
|
No requiere tratamiento. |
25 - 26,9
|
Sobrepeso (riesgo bajo)
|
Necesita adecuar y modificar sus hábitos
alimentarios y/o de sedentarismo.
|
27 - 29,9
|
Sobrepeso (riesgo
moderado)
|
Idem anterior. Además de llevar un control
más profundo de su estado de salud general.
|
30 - 34,9
|
Obesidad (riesgo alto)
|
Modificar sus hábitos alimentarios,
modificando muy sensiblemente sus
actividades de movimiento para no producir
lesiones de origen hosteo-articular.
|
> 35
|
Obesidad severa (riesgo
muy alto)
|
Modificar sus hábitos alimentarios
fundamentalmente. Hasta tanto no se logre
bajar a una intensidad de obesidad menor, no
modificar los hábitos de actividad.
|
|
CAUSAS |
El
exceso de acumulación de grasas se produce cuando
una persona aporta (en forma de alimento) excesiva
cantidad de energía a su cuerpo, superando la
gastada por actividad metabólica o física.
|
Aunque
la causa más común de la obesidad es la
sobrealimentación, debemos considerar otros factores
que influyen en la aparición de este problema:
|
*
|
Desequilibrio calórico,
principalmente por la desproporción entre la
cantidad de alimento ingerido y el gasto
energético. Influyen el tipo y cantidad de
alimentos consumidos, así como el número y
la frecuencia de las comidas. Se ha
observado que personas que comen 2 ó 3 veces
al día tienden más a la obesidad que las que
lo hacen 5 veces. Sin embargo, el picoteo
entre horas es característico de muchas
personas obesas. |
*
|
Factores genéticos
(responsables de un 30% de los hechos
relacionados con el peso) y ambientales,
es decir, la existencia de familiares
directos obesos y los hábitos dietéticos de
la familia. |
*
|
Factores socioeconómicos.
Estudios epidemiológicos han mostrado que la
obesidad es mayor en la clase baja que en la
alta, siendo más marcada en las mujeres que
en los hombres. |
*
|
Enfermedades de varios tipos:
endocrinas, trastornos del metabolismo de la
glucosa y grasas del hipotálamo (encargado
del control del apetito y de la sensación de
saciedad). |
*
|
Inactividad física. |
*
|
El consumo de cierto tipo de
medicamentos. |
*
|
Factores psíquicos
ligados a situaciones emocionales
conflictivas. |
|
TRATAMIENTO |
El
mejor tratamiento de la obesidad es, sin duda, la
prevención, es decir, fomentar unos hábitos de vida
saludables y una alimentación adecuada. La
prevención de la obesidad es una tarea difícil y
debe estar dirigida no sólo a las personas con un
sobrepeso leve, sino también a aquellas con un peso
normal, y debe de realizarse en todas las etapas de
la vida: |
-
|
Lactantes:
preparación adecuada del biberón.
|
-
|
Niños:
educación nutricional. |
-
|
Adolescentes:
periodo de difícil influencia, pero crucial,
puesto que es a esta edad, junto con la
infancia, cuando se adquieren los hábitos
alimentarios que seguiremos durante nuestra
vida. |
-
|
Adultos:
dificultades por la rutina y la falta de
ejercicio. |
|
Por
otro lado, debemos tratar adecuadamente las
enfermedades subyacentes, si existen. A partir de
aquí, depende de buscar el equilibrio, mediante
ajustes en la dieta, que debe de ser la adecuada
para la actividad que se realice. Por ello, una
dieta muy intensiva en personas muy activas es
contraproducente. Debe de tenderse a realizar dietas
más suaves y más mantenidas. |
Una
vez alcanzado el peso ideal, debe mantenerse la
vigilancia del equilibrio entre la entrada de
alimentos y el consumo de energía. |
El
tratamiento de la obesidad debe luchar por una
disminución selectiva de peso, actuando sobre las
grasas, y ha de diseñarse individualizadamente para
cada persona. |
TIPOS DE TRATAMIENTOS |
Tratamiento Dietético |
El
tratamiento dietético debe ser totalmente
individualizado, es decir, tras calcular las
necesidades energéticas del individuo, se realiza
una restricción calórica y se diseña la dieta en
función de las recomendaciones marcadas, siguiendo
en lo posible las preferencias del paciente,
consiguiendo que esta dieta sea equilibrada y que
cubra las recomendaciones establecidas de cada uno
de los nutrientes (grasas, vitaminas, minerales...).
|
Existe
gran variedad de dietas con características muy
diferentes (altas en proteínas, en grasas y bajas en
carbohidratos, altas en proteínas y bajas en grasas
y carbohidratos, altas en hidratos de carbono y
bajas en proteínas y grasas, etc.). |
Los
alimentos se elegirán en función de las
características de los mismos, siendo poco
aconsejables: el chocolate, la pastelería, los
plátanos, las uvas, higos, purés instantáneos, sopas
de sobre, refrescos azucarados, etc.; útiles e
interesantes si se consumen con moderación: pan,
legumbres, patatas, pastas alimenticias, aceite,
quesos grasos, etc. Es muy importante para nuestro
propósito el consumir fundamentalmente alimentos de
alta calidad y bajo aporte calórico. |
La
elaboración de los platos debe ser variada y
sencilla (horno, vapor, hervidos o a la plancha).
Deben emplearse menos de dos cucharadas de aceite al
día, y preferentemente "en crudo". El agua debe ser
abundante. |
No
eliminar la sal excepto en el caso de enfermedades
asociadas, aunque hay que tener presente que los
alimentos contienen sodio, por lo cuál se debe
"añadir" en poca cantidad. |
Parece
aconsejable aumentar el número de ingestas al día.
|
En
cuanto al uso de productos dietéticos, debe decirse
que la dieta hipocalórica equilibrada puede ser
suficientemente variada y adecuada sin recurrir a
ellos. No obstante, pueden ser útiles si se utilizan
adecuadamente, para aportar variedad, sabor o
colorido a la dieta. Por otro lado, los edulcorantes
artificiales no son peligrosos si se consumen en
cantidades moderadas. |
Ejercicio Físico |
El
sedentarismo es una de las causas precursoras de la
obesidad. Es muy frecuente en los adultos, pero cada
vez se observa más en los niños que dedican su
tiempo libre a ver la televisión o a practicar
juegos inactivos (vídeo-consolas y ordenador). El
ejercicio físico, adaptado a las características y
circunstancias de cada individuo, no sólo ayuda a
disminuir el peso, sino también a mantenerlo.
|
Tratamiento Farmacológico |
El
sueño dorado de los obesos es una pastilla para
adelgazar, que les permita comer sin reservas sin
aumentar de peso, e incluso adelgazar. |
Los
fármacos para el tratamiento de la obesidad basan su
acción en tres aspectos: |
1.
|
Aplacar la sensación de hambre disminuyendo
así la ingesta de nutrientes. |
2.
|
Interferir la absorción intestinal de
nutrientes. |
3.
|
Aumentar el gasto metabólico de nutrientes.
|
4.
|
Agentes saciantes que disminuyan el apetito. |
|
Psicoterapia |
Es
frecuente encontrar obesos con problemas emocionales
como ansiedad y depresión, pero hasta el momento
actual no se han logrado buenos resultados con este
tipo de tratamiento. Hoy en día, numerosas
investigaciones van encaminadas a la modificación
del comportamiento a través de la educación
nutricional y el apoyo psicológico. |
Tratamiento
Quirúrgico |
El
tratamiento quirúrgico de la obesidad está indicado
en aquellas personas entre 18 y 55 años que padecen
sobrepeso severo y que no han conseguido perder peso
con los tratamientos anteriores. |
A
pesar de la publicidad que se está dando últimamente
al tratamiento quirúrgico de la obesidad, no hay que
olvidar que implica riesgos importantes debido a que
es un tratamiento muy agresivo, y sólo un porcentaje
pequeño de los pacientes obesos son candidatos a la
cirugía. |
La
dificultad en el tratamiento de la obesidad y el
deseo de unos resultados rápidos, han hecho que a
veces se utilicen métodos no sólo inadecuados, si
no incluso perjudiciales para la salud y sin ningún
rigor científico. |
El
número de personas que sigue dietas se ha
incrementado hasta tal extremo que llegan a ser más
que el número de personas con sobrepeso u obesidad.
Esta fiebre por el seguimiento de dietas no
solamente afecta a la población adulta, de hecho
cada vez afecta a edades más tempranas y ha
contribuido a que periódicamente se pongan de moda
"dietas milagrosas" para adelgazar que prometen
grandes pérdidas de peso en poco tiempo.
|
Entre
las dietas que se utilizan con frecuencia para
adelgazar están las "dietas cetogénicas" con muy
bajo contenido en hidratos de carbono (cereales y
derivados, legumbres, verduras, hortalizas y frutas)
y un consumo exagerado de grasas. Con este tipo de
dietas se pierde sobre todo agua y masa muscular,
pero poca grasa. Además, implica una sobrecarga
funcional muy importante para el hígado.
|
Otro
ejemplo de este tipo de dietas es la denominada
dieta disociada, que no aconseja tomar en la misma
comida "ácidos y almidones" (por ejemplo, naranja y
arroz), "almidones y alimentos proteicos" (por
ejemplo, patatas con carne), "grasas y proteínas"
(por ejemplo, aceite y carne), etc., "la dieta de
los trece días", "la dieta del chocolate", "la dieta
de la sopa milagrosa", "la dieta del melocotón en
almíbar", "la dieta del pomelo" y un sinfín de ellas
asentadas en criterios absurdos y sin fundamento
científico alguno. |
CAMBIOS EN EL ESTADO DE ÁNIMO DURANTE LA DIETA
|
En
relación con las consecuencias psicosociales
positivas y negativas que producen las dietas en las
personas que tienen sobrepeso, los estudios
realizados proporcionan resultados contradictorios:
unos defienden que los obesos que siguen dietas
obtienen beneficios psicológicos, mientras que otros
muestran haber encontrado consecuencias psicológicas
adversas como ansiedad, irritabilidad, preocupación
frente a los alimentos y depresión como consecuencia
de los ayunos prolongados o la recuperación de los
kilos perdidos. |
El atractivo físico
Una servidumbre asumida por
todos
Llega el buen tiempo,
y con él la preocupación por recuperar un aspecto físico que
resalte nuestros puntos fuertes y oculte o haga desaparecer
aquellos de los que menos podemos presumir.
Esta
servidumbre hacia nuestra presencia física es en realidad
permanente, aunque se acentúe en verano porque nos mostramos
con menos ropa y porque playa y piscina delatan los kilos de
más y
lo poco apolíneo de nuestra figura.
Todos somos
conscientes de la importancia de nuestro aspecto exterior en
las relaciones que mantenemos con los demás e incluso en
nuestra propia
autoestima. Podemos hacer oídos sordos a
tanta imposición proveniente de la publicidad, el cine, la
TV. la moda...., vivir al margen de esta dictadura estética
y sentirnos satisfechos con nuestro aspecto por poco
agraciado que sea. Pero, ¿qué ocurre si nos gusta agradar y
trasmitir una buena imagen pero, a la vez, no aceptamos
participar de esa frustrante obsesión por alcanzar unas
metas que no podemos conseguir? Lo que la mayoría de
nosotros pretendemos es, simplemente, mostrar un físico que
hable bien de nosotros, explotando al máximo nuestros
propios recursos y, en definitiva, gustar a los demás, pero
sin que ello signifique someternos a tiranía alguna o
perjudicar nuestra salud.
Una buena opción sería concebir el tema
como un juego lúcido y creativo, en el que cada uno
convierte a su cuerpo en un envoltorio lo más sugerente
posible y a la vez coherente con la imagen que tiene de sí
mismo.
Todas las alternativas son posibles, pero
las más compasivas con nuestro equilibrio emocional serán
las que partiendo del ejercicio de nuestra libertad y
sistema de valores, nos posibiliten una presencia física que
consigue que nos sintamos a gusto en nuestro cuerpo. Y vivir
sin obsesiones ni traumas al respecto. No olvidemos que una
buena parte del atractivo que comunicamos depende de cómo
nos vemos a nosotros mismos.
Para los
guapos, la vida es más fácil
Las personas físicamente atractivas son
consideradas más persuasivas y tienen más posibilidades de
encontrar pareja. Son más apoyadas socialmente y normalmente
funcionan mejor con el lenguaje no verbal. Además, es
habitual que se encuentren mejor adaptadas al medio en que
viven, que resulten más deseables para los demás, que
produzcan una mejor impresión inicial y que sean percibidas
como más competentes, más sanas e incluso menos propensas a
desarrollar enfermedades mentales. Y, para rematar, se las
ve como más dotadas en el ámbito de las relaciones
sentimentales.
Todo lo anterior (así de cruda es la
realidad), se basa en la premisa "Todo lo bello es bueno",
descrita por Dion, Berscheid y Walster en 1972. Según ese
principio, se ha aprendido a catalogar a las personas como
buenas según las pautas que han ido trasmitiendo los medios
de comunicación, sobre todo, el cine, en el que se
establecen predeterminadamente las caras que corresponden al
bueno y al malo de la película. Un concepto esencial es la
autoimagen corporal, o percepción de las cualidades y
atributos físicos de uno mismo. La insatisfacción refleja la
discrepancia entre los atributos físicos autopercibidos y
los estándares sociales que el sujeto ha ido interiorizando.
El atractivo físico es fuente de
influencias sociales, que casi siempre operan a favor de la
persona que cumple los cánones de belleza. Como demuestra P.
Popovich, los jurados de EEUU son más benevolentes con los
inculpados de acoso sexual cuando son hombres atractivos y
la víctima es poco agraciada. El atractivo también favorece
el acceso a diversos escenarios sociales y profesionales: la
política, la TV y el cine, la moda y la publicidad, las
relaciones públicas... En cuanto a liderazgo, una persona
bella es normalmente considerada más exitosa y con mayores
habilidades sociales, más ambiciosa y competente.
Atractivo
físico y autoimagen
Compararse con ideales elevados puede ser
devastador, al conducir a sentimientos de poca valía
personal y al desarrollo de desórdenes alimenticios. Y la
imagen que se tiene de uno mismo depende de las modas y las
circunstancias sociales. No son iguales los cánones de
belleza de los años 40 y los actuales. La influencia será
mayor sobre personas más inseguras, o con gran sentido del
ridículo, y sobre las más susceptibles a la presión
cultural.
Las mujeres que se acercan más a sus
propios modelos de belleza presentan niveles de autoestima
mayores y manifiestan sentimientos más positivos sobre sí
mismas.
La imagen saludable es un factor
relacionado con el atractivo físico, pero no corresponde
siempre con estados de salud correctos. Esto se ve en la
percepción que se tiene del bronceado en la piel, tipificado
como expresión de salud a pesar de que está asociado al
envejecimiento prematuro de la piel e incluso a una mayor
propensión al cáncer de piel.
Atractivo
físico y diferencias de género
La mayoría de las mujeres desean ser más
delgadas. Esta discrepancia en la autoimagen está detrás de
trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia. Y
muchos hombres quieren un peso diferente al que poseen;
algunos están descontentos con su musculación y desean una
constitución más atlética, otros simplemente sueñan con
adelgazar. Cuando ellos aspiran a ganar peso, buscan
aumentar su peso muscular. En cuanto al tamaño del busto
femenino, aunque ellos prefieren en general uno más grande
que ellas, un tamaño medio resulta atractivo para ambos
sexos. El ideal sobre el color de ojos es bastante
congruente con el color de ojos propio; sin embargo, la
mayoría de las mujeres de nuestro país asumen que los
hombres los prefieren azules en ellas. También se sabe que
las mujeres presentan mayores discrepancias que los hombres
entre su aspecto ideal y el real en lo que se refiere a
musculatura, piel, peso...
Ahora bien, hombres y mujeres descontentos
se preocupan de igual manera en mejorar su apariencia
física. La insatisfacción con el cuerpo aumentaría después
de los veinte años en las mujeres y en los hombres aún no se
ha determinado una edad en que comienza esta percepción.
A las mujeres obesas se las ve menos
atractivas y deseables como parejas, y se considera que
poseen menos habilidades sexuales. Por ello, pueden ser
percibidas con menores posibilidades de mantener una pareja
sexual estable, e incluso de experimentar deseo sexual. A su
vez, los obesos son considerados menos atractivos en el
ámbito sexual y menos deseados como parejas.
Concluyamos...
De los artículos publicados por la revista
Journal of Applied Social Psychology, se concluye que el
atractivo físico es un montaje social determinado
culturalmente y que varía según patrones de estética y
tendencias que dicta la moda, que su vez influyen sobre el
establecimiento de relaciones sociales, y los juicios sobre
la propia imagen corporal.
Por otro lado, las personas con más
sentido del ridículo o menos criterio son más susceptibles a
la comparación social y a la influencia de los estereotipos
estéticos. Es conveniente que todos tengamos un ideal de
belleza realista, conseguible. El bronceado, las posturas
físicas que adoptamos, la manera de relacionarnos con los
demás, la mirada, o mantener un peso adecuado son esenciales
a la hora de determinar el nivel de belleza de las personas.
El atractivo físico influye en las relaciones
interpersonales y en la formación de la autoimagen. Por
tanto, está en la base de la autoestima de las personas y el
condicionamiento es tal que puede determinar la actitud ante
la vida o poner en peligro la calidad de ésta.
Los modelos de belleza vigentes
responden más a criterios mercantilistas que a
modelos de salud y bienestar.
No aceptemos un modelo único para
nuestro sexo: significaría negar la diversidad y la
especificidad de las personas, así como las etapas
por las que pasa la vida.
Construyamos nuestro propio
modelo, partiendo del conocimiento de nuestro
cuerpo, sabiendo cómo es, cómo se expresa, cómo
siente y qué le gusta.
Aceptémonos como somos, y
cambiemos de nuestro aspecto sólo lo que nos
desagrada.
Seamos nuestro mejor amigo,
valorando cómo somos y sintiendo elorgullo de ser
únicos.
Subrayar el orgullo de ser
quienes somos afianza la seguridad que permite una
actitud positiva y vitalista, que a su vez actúa
como un imán que atrae relaciones de igual índole.
Nuestro atractivo no se mide por comparación.
Mirando de afuera hacia dentro
estaremos mediatizados por la imagen que se nos
propone y sólo conseguiremos desvalorizarnos e ir en
pos de un modelo que jamás alcanzaremos, con lo que
de frustración y negación personal supone.
Analicemos con criterios
personales el prototipo que nos propone la moda para
nuestro sexo y edad. Y tomemos de él sólo lo que
puede resultarnos útil para mejorar nuestra calidad
de vida y hacerla más saludable.
Planteémonos metas posibles.
Explotemos nuestros recursos para conseguir un
físico agradable y atractivo, pero no olvidemos que
tan importante, o más, que gustar a los demás es
agradarnos a nosotros mismos.
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