La
identidad secreta de la mujer
La identidad
sexual es el concepto que una persona tiene al reconocerse
hombre o mujer. Desde hace tiempo, esta identidad se ha
relacionado con actividades que le son propias a cada sexo.
La sexualidad al hombre y a la mujer le marcan restricciones
y formas de actuar.
Por ejemplo, en la cultura machista,
el varón es el fuerte, el que propone ideas, el que las
ejecuta. La hembra es la dócil y la que obedece
calladamente.
Algunas investigaciones realizadas,
todavía dan como resultado que en la educación familiar y
socialización de niños y niñas, comienza la diferenciación
de actividades que son "inherentes" a cada sexo. Si las de
los niños son practicadas por las niñas, hay problemas y
viceversa.
El Informe Hite sobre la Familia,
realizado por la investigadora Shere Hite, evaluó las
experiencias de varones y hembras sobre el desarrollo de la
identidad y la sexualidad y sobre las relaciones con los
padres, especialmente en lo referido a la identidad y la
sexualidad secreta de las niñas entre los cinco y los
diecinueve años.
¿Cuándo comienza la identidad
sexual femenina?
El informe señala que el 69% de
las mujeres encuestadas en esta investigación, expresaron
que el período de mayor independencia fue el de la infancia,
pues era el momento de máxima libertad en sus vidas, de
diversión, de gran actividad física y de mucha acción. La
mayoría dijo que, debido a que hacían actividades que "eran
de varones", se les tildaba de "marimachos" y que una vez
llegada la época de la adolescencia, esta libertad
desaparecía debido a que comenzaba un período de identidad
sexual (experiencia temprana de menstruación) que
consideraban impuesto y que continúa durante toda la vida.
Es decir, muchas mujeres sienten que su verdadero ser se
hace presente en la etapa infantil, hasta que la sociedad
las introduce bruscamente en el tema de la identidad sexual
y les impone normas de conducta.
La menstruación ¿Tabú o aceptación?
Biológica y orgánicamente, la
menstruación es algo normal en la mujer. Sin embargo, en
esta investigación, que abarcó un período de quince años y
publicada en 1995, el 72% de las mujeres encuestadas declaró
que no se sintieron preparadas para asumir este compromiso
de la naturaleza, porque sus madres no conversaron con ellas
al respecto. Sólo el 12% expresó que sus padres hablaron con
ellas de este tema. El 80% obtuvo la mayor información en la
escuela, en una clase de anatomía o puericultura, a través
de una amiga o de una orientadora escolar. Un 10% ni
siquiera lo festejó. Sin duda, el tema de la menstruación
continúa siendo un tabú difícil de explicar por parte de
papá y mamá a sus hijas.
Esta actitud de algunos padres de no
tratar los temas de tipo sexual, refleja una especie de
sentimiento de negación hacia el hecho de que el cuerpo de
sus hijas está madurando para alcanzar la vida adulta.
La llegada de la menstruación causa
una especie de confusión de sentimientos en las niñas, por
lo que debe ser tomada con mayor atención. Por una parte, la
niña siente que toda esa etapa de independencia descrita
anteriormente, termina. Por otra parte, piensa que a partir
del momento en que por primera vez tiene la menstruación,
comienza a darse la posibilidad de reproducirse.
No obstante, en gran parte de las
familias se da una especie de ambiente secreto, que viene a
reforzar la información errada que le llega a las niñas
desde la sociedad y la cultura, de que su sexualidad es poco
importante y que la misma debe permanecer oculta y no debe
ser expresada por ella. Se le enseña solapadamente que su
cuerpo es vergonzoso y que la menstruación no es algo de lo
que se debe sentir orgullo.
El "período", la "regla" o
menstruación es algo absolutamente normal desde todo punto
de vista y marca claramente el gran valor que tiene el
cuerpo de la mujer. Tanto papá como mamá deben verlo de esta
manera y lejos de sentirse mal por ello deben darle a sus
hijas la bienvenida al mundo de la adultez. Este tema debe
ser conversado ampliamente y de manera normal, sin mostrar
mayor sorpresa o desaliento.
Ahora que eres señorita, debes
comportarte...
Con la llegada de una niña a la etapa
adulta, se espera que las jovencitas cambien su conducta. El
97% de las mujeres consultadas en el Informe Hite sobre
la Familia, manifestaron que sus padres respondieron a
este hecho con la afirmación de que "ahora debes ser una
buena señorita".
Esto fue interpretado por todas como
mensajes que aludían a la represión de su personalidad, sus
sentimientos y su sexualidad. Las interpretaciones fueron
muy variadas. Desde "no llames la atención", "no tengas más
éxito que tu hermano", "obedece a tu madre", "no cuestiones
lo que te dicen tus padres", "no los contradigas" hasta "no
permitas que ningún hombre te haga daño y luego te
abandone".
A ello se suman otros mensajes como:
"sé femenina", "sonríe siempre", "siéntate con las piernas
juntas", "no hagas actividades que son de muchachos", etc.,
con los cuales muchas llegaron a pensar que la feminidad y
la identidad sexual, lejos de favorecerlas eran una
agresión.
Aún se manejan criterios equivocados
acerca de cómo una mujer debe asumir su identidad.
Confrontar estas creencias es una tarea que debe hacerse
desde el seno de la familia y englobar a todos quienes la
conforman.
Y qué de las contradicciones
Mientras muy encubiertamente a la
mujer le envían estos mensajes para que oculte su sexualidad
(curiosidad acerca de la masturbación, la menstruación o
relaciones sexuales), al mismo tiempo se le confronta con
gran cantidad de mensajes comerciales abierta y
predeterminadamente sexuales, que le indican lo que ella
debiera ser. Esto, además de generar confusión, no le da
chance para que logre crear su propia imagen y su estilo
individual de sexualidad y erotismo.
Desde muy temprana edad, las
jovencitas ven revistas pornográficas en los kioscos o en la
casa de alguna amiga o amigo. También observan películas
eróticas en donde aparecen imágenes sexuales de la mujer.
Pese a ello, son muy pocos los padres que han hablado del
tema con sus hijas, incluso después de haberse desarrollado
y ya adultas, o que han escuchado acerca de cómo se sienten
ellas ante estas imágenes y lo que para ellas significan.
Importancia de la familia en la
identidad sexual femenina
El papel de la familia en la
maduración de la identidad sexual de las niñas y
adolescentes es fundamental. En muchas oportunidades
insistimos en la importancia de la comunicación entre padres
e hijos. Y en esta caso en particular, es decisiva.
Cuando una familia asume el silencio
ante este tema, bien por desconocimiento o por no saber cómo
enfrentarlo, le da paso al distanciamiento, el resentimiento
y la sensación de vergüenza de la hija, de su propia
sexualidad.
Igualmente da pie para que las
jovencitas traten de encontrar información sexual que, en
ocasiones distorsiona la realidad. Lo que es peor, que
apliquen esa información a la que creen es su identidad
sexual. O, en el peor de los casos, asumen una especie de
doble identidad: La de la mujer correcta y la secreta,
la de la mujer que asume su rol sexual. La primera evita lo
que la sociedad llama sexo. La segunda practica una conducta
sexual aunque le resulte vergonzosa.
Creemos que la mujer debe sentirse
orgullosa de su sexualidad. Todos los seres humanos venimos
al mundo con ella. Pero en la medida en que las familias
adopten una actitud madura y sobretodo natural respecto a
este tema, conversando claramente con sus hijas, estaremos
dando el primer paso hacia una educación sexual sana y al
ejercicio de la sexualidad de forma segura y responsable,
tendiendo a extinguir esa identidad secreta que
genera tanta culpabilidad a nuestras muchachas.
Inapetencia
sexual
La perdida de interés
por las relaciones sexuales es la primera causa por
la cual las parejas consultan a terapistas sexuales.
El problema probablemente es mas común de lo que se
reporta ya que algunas personas creen que es parte
del proceso normal de envejecimiento por lo que no
piensan necesario buscar ayuda medica. |
En el pasado, los principales
motivos de consulta se dirigían hacia problemas de
eyaculación precoz, falta de lubricación e impotencia, pero
en la actualidad manejar de estas dificultades relacionadas
con el acto en si, se hace mas abiertamente, en cambio la
disminución del deseo sexual es una condición muy compleja,
hay factores psicológicos, emocionales y físicos que se
deben considerar.
QUIEN LO PADECE?
Hombres y mujeres reportan el
problema por igual, pero las mujeres con mayor frecuencia
buscan ayuda. Es la mujer la que solicita las citas con el
terapista aunque sea su pareja la del problema. Se decía que
el deseo sexual se veía como un problema femenino. Cuales
razones hicieron que se volviera igual para ambos? Talvez
los hombres hoy comparten sus sentimientos mas fácilmente.
Pudo haber contribuido la responsabilidad agregada del padre
en la crianza de los hijos.
La combinación de los
múltiples roles y el estrés de la mujer hace difícil
mantener una vida sexual activa. Ambos cónyuges están
exhaustos convirtiendo el sexo en una obligación mas en
lugar de ser una actividad divertida y relajante.
CAUSAS:
SEPARANDO HOMBRES DE MUJERES
Existen diferencias
importantes entre los sexos cuando se estudian las causas de
bajo deseo sexual:
Depresión: Las
mujeres con inapetencia sexual son mas propensas a la
depresión. Esta depresión no se clasifica como una
depresión clínica que necesariamente requiere terapia y
medicación.
Dificultades en la Relación:
Los problemas emocionales
con el compañero ocasiona la perdida de interés sexual
en la mujer. Los hombres logran separar el sexo de los
problemas de relación de pareja.
Estrés: Cuando la
mujer esta estresada, es mas propensa a perder su
apetito sexual.
Presencia de otro problema sexual:
Para la mayoría de hombres y
mujeres, la perdida del deseo sexual ocurre
simultáneamente con problemas de excitación. Las mujeres
sufren mas frecuentemente de inhabilidad para excitarse
mucho tiempo antes de reportar un problema de deseo o
apetito sexual. Muchos hombres sufren de impotencia
antes, al tiempo o luego del problema de inapetencia
sexual.
ES REALMENTE UN PROBLEMA?
El tiempo exacto de cuando
una pareja debe buscar ayuda no esta bien definido. Las
parejas pueden tener relaciones sexuales sin sentir deseo.
El principal asunto es emparejar el interés sexual entre la
pareja. La clave es lograr una sociedad y relación que
funcione. Incluso las parejas bien compaginadas tienen sus
alti-bajos, lo importante es como manejan esas inevitables
diferencias.
La clave es trabajar en los
aspectos de comunicación, confianza y en compartir fantasías
y sentimientos. Se hace énfasis en la importancia de
comprometerse: que tanto estoy dispuesto a ceder yo para
complacer a mi pareja?
BUSCANDO
AYUDA
Se deben descartar aquellas
condiciones medicas que puedan estar relacionadas con la
causa de perdida de apetito sexual. Los problemas de deseo
sexual deben ser tratados por un terapista sexual y si
existe un problema físico o funcional, debe ser tratado por
médicos especialistas en Ginecología o Urología.
Los terapistas sexuales
legítimos son profesionales de salud mental entrenados
especialmente. Deben tener título profesional de Psicólogos
o Psiquiatras con especialidad en Sexología.
QUE ES LO
NORMAL?
Cuantos se pueden beneficiar
del tratamiento? Las emociones tales como el deseo sexual
son difíciles de medir. Pero 7 de cada 10 pacientes
manifiestan una mejoría en su relación de pareja con
tratamiento. En algunos casos esta mejoría se debe a un
análisis real de lo que se considera "normal". Las personas
a veces se comparan con situaciones no realísticas y
estándares influenciados por el medio; Lo normal es con lo
que usted y su compañero se sienten satisfechos en términos
de comportamiento y frecuencia.
Cuando la pasión decae luego
años de normal deseo sexual, las causas pueden ser:
|
Problemas de salud tales
como enfermedades del corazón, diabetes, artritis o
cáncer |
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Efecto secundario de
medicamentos
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Desequilibrio hormonal
|
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Problemas de relaciones
e interrelación
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Aburrimiento sexual
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Problemas psicológicos
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No sentirse atractivo
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La disminución de la Libido
de manera crónica (de toda la vida) es mas rara y las
posibles causas incluyen:
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Deficiencias hormonales
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Trauma de la niñez
|
|
Supresión de fantasías
|
¿Qué se entiende como
anorgasmia en las mujeres?
En el libro
que escribimos con el licenciado Rosenzvaig,
Sexualidad en la pareja, citábamos varias
preguntas de consultantes efectuadas a través de la radio o
de correo de lectores, que son bastante características en
este tipo de casos:
|
Yo siento, aunque no llego al orgasmo, pero aclaro
que no soy frígida. ¿Es curable? |
|
Perdí por completo el orgasmo, ¿puedo recuperarlo? |
|
Hace 6 años que me separé y he reiniciado mi vida
sexual con otro hombre, pero con él no termino.
¿Estoy perdida para siempre? |
|
¿La frigidez es hereditaria? |
|
No puedo terminar con mi actual pareja: él eyacula
demasiado rápido, con otras parejas a mí no me
pasaba y él me dice que con todas sus parejas
anteriores ellas acababan con facilidad, ¿estaré con
un problema psicológico? |
|
¿La ausencia de orgasmo en la mujer se debe a alguna
enfermedad orgánica? |
|
Nunca puede llegar al terminar, a veces me ha
parecido que lo tenía pero no estoy segura, ¿cómo
puedo saber con certeza si lo consigo? |
|
Por más que me esfuerzo no logro terminar con mi
pareja y eso que él me estimula de distintas maneras |
Estas
preguntas son bastante características en nuestros
consultorios. Y llama la atención que muchas mujeres se
sienten desesperanzadas de poder lograr el orgasmo. Hay
autores que prefieren hablar de mujeres preorgásmicas,
por considerar que toda mujer, adecuadamente estimulada,
es capaz de llegar a obtenerlo.
Dentro de las llamadas anorgásmicas podemos diferenciar
aquellas que no logran excitarse ni lubricar bien - aunque
tengan deseos de hacer el amor- de quienes aunque lubriquen
(“mojarse”, en términos populares) y consigan altos
picos de excitación, no logran el orgasmo. Los casos más
frecuentes lo vemos en el segundo grupo.
¿Es correcto el
término frigidez?
Si bien
popularmente todavía se sigue usando el término de frigidez
y muchas mujeres preguntan o concurren a la consulta para
saber si son o no “frígidas”, podríamos decir que hoy
la Sexología desglosa este cuadro en otros dos distintos: la
mujer que tiene poco o ningún placer erótico ante la
estimulación sexual y aquella que aunque puede excitarse en
determinadas circunstancias no llega al orgasmo o lo logra
con gran dificultad.
Hay que diferenciar también a la mujer que nunca ha
experimentado placer erótico con nadie y en ninguna
situación, de aquellas que han respondido en alguna ocasión
a la estimulación adecuada y al placer sexual y dejan de
responder sólo en situaciones específicas. Recuerdo a una
paciente que refería lo siguiente: “con aquel muchacho me
excité mucho y tuve un orgasmo brutal, pero... me asusté,
pensé en que si seguía así me iba a volver loca, que me iba
a descontrolar, ¿adónde llegaría por ese camino? ...”;
posteriormente reprimió esta posibilidad orgásmica y sólo
pudo volver a “sentir el clímax” -según sus palabras-
luego de la terapia.
Los síntomas del primer grupo serían:
|
Falta de excitación |
|
Ausencia de reacciones ante la estimulación sexual |
|
No se lubrican vaginalmente |
|
No obtienen placer |
|
No hay erección de los pezones ni enrojecimiento de
la piel ni aumento de la frecuencia cardíaca |
|
No llegan al orgasmo |
En el segundo grupo, que constituyen las
anorgasmias más frecuentes vemos que:
|
Pueden excitarse y gozar |
|
Hay lubricación vaginal |
|
Hay reacciones genitales y extragenitales propias de
la etapa de excitación |
|
A pesar de que se excitan no llegan al orgasmo |
¿Cuál es el orgasmo
normal: el vaginal o el clitoridiano?
Cabría aclarar
un par de cosas: por un lado, si bien el orgasmo es la
culminación del placer erótico, algunas mujeres gozan de las
relaciones sexuales aunque no puedan terminar; por otro,
este tema tan debatido, particularmente desde
Freud,
que refiere a lo que se denomina orgasmo vaginal y lo que se
llama orgasmo clitoridiano, reservando una presunta
normalidad para el primero y lo patológico o inmaduro para
el segundo. Hoy decimos que ambas situaciones son normales.
El mal llamado orgasmo clitoridiano, que es aquel donde la
mujer termina por estimulación directa y no por la
penetración, ha dejado de ser una situación enferma y
criticable, porque en definitiva el clítoris y los labios
menores configuran una estructura especializada en la
recepción de los estímulos placenteros.
A continuación transcribiré algunas otras
preguntas del correo de lectores:
|
Quiero saber si es mal tener orgasmo clitoridiano en
lugar del vaginal |
|
¿Las mujeres que tienen orgasmo vaginal pueden tener
orgasmos clitoridianos? |
|
¿Cómo se puede detectar cuando una mujer tiene un
orgasmo vaginal? |
|
¿El orgasmo vaginal es sinónimo de madurez en las
mujeres que lo sienten? |
En mi pareja
cuando mi compañero me estimula la zona del clítoris, ya sea
con la boca o con la mano, logro con facilidad el orgasmo;
pero esto no sucede así con la penetración, ¿es normal?
En primer
lugar debo aclarar que la respuesta orgásmica es una sola,
aun cuando los estímulos sexuales puedan recibirse a través
de distintas zonas del cuerpo, o con la fantasía. Hay
mujeres que tienen orgasmo por estimulación de los pezones
-y a nadie se le ocurriría hablar de “orgasmo mamario”- ,
otras, por caricias en el Monte de Venus, o por estimulación
en la zona anal. Están aquellas que constituyen el grueso de
la población femenina (un 50% aproximadamente) que además de
la penetración necesitan ser estimuladas en la zona del
clítoris y de los labios menores. Sólo un 35% llega
exclusivamente por penetración, con la salvedad de que
siempre la estimulación directa o indirecta del clítoris
participa de esta respuesta.
|
GRÁFICO 1
TOMADO DE LA DRA. HELEN KAPLAN |
|
No experimentan el orgasmo de ninguna manera un 10%
aproximadamente |
|
No lo experimentan con un compañero determinado un
10 % aproximadamente |
|
Lo experimentan mediante el coito además de
“estimulación clitoridiana” aproximadamente un 50% |
|
Llegan al orgasmo mediante el coito por penetración,
sin “estimulación clitoridiana” adicional casi un
30% |
Dicho de otra
forma: en todo orgasmo femenino intervienen, en cuanto a la
recepción de los estímulos, tanto la vagina como la zona
clitoridiana, y en la faz de la respuesta motora siempre se
dan contracciones vaginales, amén de las reacciones
corporales extragenitales y las emocionales. Por lo tanto,
los criterios emanados del psicoanálisis (aclarando que
muchos psicoanalista abandonaron esta postura) sobre la
supuesta madurez del orgasmo logrado por la penetración, ya
no se pueden sostener. Se considera normal tener orgasmos,
con independencia de la vía de estimulación y excitación a
la que esa mujer y su pareja recurran.
¿Cuáles son las
causas de la falta de orgasmo en la mujer?
Las causas de
las disfunciones sexuales femeninas son de origen variado y
múltiples factores pueden coexistir para producirlas. Aunque
a veces se piense lo contrario, las causas físicas no suelen
ser las más frecuentes. Claro que enfermedades neurológicas
o metabólicas graves (problemas hormonales, hipotiroidismo,
diabetes avanzadas), los tumores, las operaciones vividas
como castratorias o mutilantes, pueden afectar la respuesta
orgásmica, al igual que ciertos fármacos (narcóticos,
antidepresivos y antipsicóticos,
sedantes), pero lo más frecuente es ver la incidencia de
factores situacionales como, por ejemplo, la estimulación
inadecuada por parte del varón: las mujeres no siempre se
excitan con el mismo estímulo, ni en el mismo lugar ni con
la misma posición. Y, lo que es más digno de rescatar, no
siempre se excitan y estimulan como el varón cree que ellas
lo logran. Es el famoso yo creía que a ella le gustaba...
Muchas veces una pareja en la cual la mujer no termina está
encubriendo una relación deficiente y pobre.
Es cierto que la mayor parte de los
antidepresivos (no todos) producen un
retardo orgásmico (a veces disminuyendo el
deseo sexual y la
lubricación vaginal) pero esto tiene solución – lo
que explicamos en otro artículo - y no por ello los
pacientes de ambos sexos tienen que abandonar su tratamiento
psicofarmacológico.
¿La mala comunicación
puede ser una de las causas?
Por cierto que
sí, una de las causas puede ser la escasa comunicación, ya
que muchas personas creen que todo se tiene que dar
espontáneamente y que nada hay que hablar sobre lo que a
cada uno le pasa: esto puede ser lesivo para la sexualidad.
Si alguien se entiende a la perfección sin hablar bienvenido
sea, pero si no, ¿van a tener que quedar en silencio,
penando por ello?
Es indudable que también tienen mucho que ver las actitudes
machistas y un marco de represión familiar y educativa, en
el que nunca se explica a los jóvenes ni a los adultos cómo
es la respuesta sexual fisiológica.
También hay que destacar la incapacidad de ciertas mujeres
de abandonarse a las sensaciones placenteras y estar
pendientes de si van a terminar o no, de allí que muchas
finjan el orgasmo, lo que les crea una situación muy
tensionante y poco grata.
¿No es mejor fingir
el orgasmo, antes que quedar mal frente a los varones?
Fingir los
orgasmos condena a una mujer a seguir haciéndolo y a no
poder gozar, ya que está más pendiente de la escena que
tienen que dramatizar que de su propia entrega al placer
orgásmico. Para ella es más importante que él se sienta
varón por producirle el orgasmo que su propio goce.
Podríamos decir que para poder empezar a tener la
posibilidad de orgasmar - si cabe el neologismo- : hay que
dejar atrás la actuación y los fingimientos.
¿Hay causas
psicológicas concretas que produzcan estos problemas?
Habría que mencionar las causas psicológicas
más profundas como:
Muchos de
estos problemas pueden haber sido gestados en la infancia
pero otros son más actuales, o situacionales; sin olvidarnos
las llamadas causas vinculares que se manifiestan en
desavenencias serias en la relación de pareja. Por ejemplo:
el estar con alguien que sea
eyaculador precoz puede ser una de las
causas de que esa mujer no sea orgásmica: ¡simplemente el
varón no le da tiempo!
¿Existe el miedo a
sentir el orgasmo?
Recuerdo una consulta de un oyente de mi
programa “El
jardín de las delicias” (FM Palermo, lunes de
23 a 24) cuando decía:
|
Mi novia tiene dificultades para llegar; arriba a un
punto donde la tensión sube pero no puede seguir
subiendo y se queda ahí. Entonces se asusta y se
queda ahí y paramos de hacer el amor. ¿Cuál sería la
solución? |
Hay algo de
cierto en lo que cuenta este joven de que su novia se asusta
e inhibe el orgasmo. Una paciente refería que, después de su
primera vivencia orgásmica, que fue muy intensa, tuvo una
crisis de angustia, derivada de una educación familiar donde
el placer era pecado pero donde, a la vez, se vivían
situaciones promiscuas. A partir de allí no volvió a tener
orgasmos y comenzó a fingirlos por temor a que sus
compañeros la dejaran. Es interesante destacar que ella
logró recuperarlo – me decía– por la
masturbación. El círculo era perfecto:
ella no le pedía a sus compañeros que la estimularan en
forma adecuada por estar pendiente de darles el orgasmo;
como consecuencia no podía integrarse a sus propias
sensaciones placenteras. Como este caso hemos visto otros
similares con miedos diversos –ante la posibilidad del
orgasmo-, que transcribiremos con palabras de esas mujeres:
|
A caer en la prostitución |
|
A descontrolarme |
|
A volverme loca |
|
A ser una perdida |
|
A que mi pareja me vea como a una cualquiera |
|
A orinarme |
|
A entregarme demasiado y quedar esclava de ese varón |
Por último,
sin excluir otros temores (a ser dañada y lastimada por la
penetración, a sentir dolor, a ser desgarradas), la Dra.
Helen Kaplan hablaba del miedo al éxito, que
desgraciadamente se ve mucho y en distintas áreas.
Freud
diría: son esas personas que fracasan al triunfar, los que
fracasan con el éxito.
¿No será que a muchos
varones les importa poco el placer de la mujer?
Obviamente,
esos varones a los que no les importa si la mujer goza o no,
que llegan a sostener incluso que el orgasmo en las mujeres
no es tan importante (recuerdo uno de ellos que decía: “en
la mujer terminar no es necesario porque ella tiene la
descarga de la menstruación”!!), se centran en su propio
placer genital: “con tal de que yo termine y ella emita un
par de gemidos”, nos decía un conocido
Don
Juan.
Así esta situación se va perpetuando en el tiempo,
impidiendo el goce de la mujer. La paciente que citaba
antes, a partir de reconocer mejor sus zonas erógenas y de
revalorizarse como persona, pudo comenzar a pedirle a su
compañero una mejor y mayor estimulación. Esto muestra que
el orgasmo nunca “se pierde” del todo y que si las
condiciones son favorecedoras puede volver a experimentarse:
no es cierto que una mujer “esté perdida para siempre”, ni
que sea hereditario.
Hay varones que le imponen a la pareja la obligación del
orgasmo y para colmo de la manera que ellos creen que es la
mejor: usualmente con la penetración y él en posición
superior. Es muy común la consulta de las parejas que me
dicen, por ejemplo: “venimos porque mi mujer tiene
anorgasmia vaginal, yo la penetro y ella no termina”, o
“¿cómo es posible que ella no termine de esa manera?, todas
las mujeres que conocí antes terminaban cuando las
penetraba” (en esos momentos pienso: “¿cuántas habrán
fingido sus orgasmos?”; no aceptan que pueda haber otras
formas de estimulación más eficaces que “su gran falo
erecto”. De esta manera, ambos van a cada encuentro sexual
esperando que ella le conceda el beneficio del orgasmo
logrado de una manera rutinaria y empobrecida. Este es otro
tema que vale la pena destacar: el de la rutina, el
acostumbramiento, la falta de variantes y el menosprecio o
subestimación de otras formas de juego coital.
Un ejemplo clínico
Antes que nada
quiero decir que, cuando se consignan casos clínicos,
siempre doy datos cambiados para que nadie pueda reconocer
de quienes se trata, salvo la identificación con la
problemática.
Raúl y Silvia llevan ocho años de matrimonio y, a pesar de
que tienen una buena relación de pareja en otros aspectos,
el sexo se ha ido convirtiendo en una dificultad cada vez
más seria, lo que los lleva a pedir consultas con dos
terapeutas de pareja, sin encontrar solución. Él dice: “mi
esposa no llega al orgasmo porque yo tengo
eyaculación precoz; me pregunta a mí cómo es y no sé
explicárselo”. Ella podía excitarse y tenía mucha
lubricación pero, a pesar de los diferentes intentos, nunca
llegaba al clímax por ningún tipo de estimulación. Raúl se
ponía “tenso y nervioso” por esto y eyaculaba cada vez más
precozmente, inclusive sin penetrarla.
En este caso se articulan varias situaciones que establecen
una complementación negativa: ambos padecen una disfunción
sexual y se sienten alternativamente culpables y
responsables de la infelicidad sexual de la pareja y, en el
caso citado, se daba esta crisis en un marco de amor y
respeto mutuos. Se podría plantear cuál es el comienzo de
esta problemática: ¿es la
eyaculación precoz de Raúl que trae aparejada la
anorgasmia de Silvia?, o ¿es la disfunción de ella que lo
exige a él y le produce niveles de ansiedad cada vez
mayores? Tal vez ellos, como en tantos otros, traían un
bagaje previo de conflictos en el área sexual que se
potenciaron mutuamente.
¿Cómo son los
tratamientos de la anorgasmia femenina?
El eje central
del tratamiento de las anorgasmias son las llamadas Terapias
Sexuales, psicoterapias focalizadas, breves y de resolución
sintomática. El objetivo principal de estos tratamientos es
lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin
temores ni culpa, cambiando el sistema sexual en la que se
mueve. A nivel vivencial, la Terapia intenta crear un
ambiente no exigente, relajado y sensual, que permita el
natural transcurrir de su respuesta sexual. Se alienta a la
pareja (a veces con ejercicios a realizar fuera del ámbito
del consultorio) para lograr comunicarse abiertamente sus
sensaciones y deseos y se prescriben tareas que ambos
deberán realizar en su casa. Con esto se logra eliminar los
obstáculos inmediatos que se oponen a un buen funcionamiento
sexual.
Muchas veces me preguntan sobre el uso de los vibradores
para aumentar el estímulo y para esto no hay una respuesta
unívoca: hay mujeres y varones (especialmente estos) que lo
rechazan y en otros casos he visto que recién con su uso
pudieron llegar al orgasmo. La objeción habitual es que
puede quedar adicta al vibrador y que va a reemplazar al
compañero. Ninguno de estos casos se suelen dar en la
práctica.
¿Estos tratamientos
excluyen la psicoterapia?
Muy por el
contrario suelen complementarse, justamente para resolver
otros problemas más profundos y antiguos: conflictos de la
infancia, escenas infantiles de abuso sexual,
fobias,
depresión, y trastornos de la
personalidad, ameritan un abordaje múltiple; en estos casos
se necesitan sumar esfuerzos para resolver el problema.
Es llamativo ver que algunos de los pacientes, de ambos
sexos, que están bajo tratamiento sexológico, son derivados
por sus mismos psicoterapeutas con quienes además trabajan
sobre otras conflictivas.
¿Hay medicaciones
para tratar las anorgasmias?
Si es un
cuadro de
fobia,
depresión,
esquizofrenia, o
ataque de pánico, necesita ser medicada para
controlar esas patologías.
Si hay un
déficit en la
lubricación vaginal, será necesario el uso de un
lubricante íntimo con las siguientes
características:
|
Que no sea maloliente |
|
Que no irrite la vagina ni le cambie el PH (el grado
de acidez) del medio |
|
Que no abra los poros del profiláctico (por
eso se desaconsejan la vaselina, lanolina o cremas
que las contengan) |
|
Que no manche |
Actualmente se
está investigando el uso del
sildenafil, conocido como
Viagra, ya que los cuerpos cavernosos del
clítoris tienen una estructura similar a los del pene. Se
piensa que este medicamento podría aumentar la sensibilidad
y la vasocongestión vulvar y vaginal. Esto se encuentra en
plena etapa de investigación pero nosotros hemos visto
mujeres anorgásmicas que mejoraban su respuesta sexual con
el uso de este medicamento usado con notable eficacia en la
disfunción eréctil del varón.
Como conclusión diré que un gran porcentaje de las mujeres
anorgásmicas se ven favorecidas por los modernos
tratamientos sexológicos (breves, focalizados, económicos)
obteniendo la posibilidad de llegar al clímax sin culpas ni
inhibiciones, enriqueciendo su vida erótica y amorosa.
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