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Dra. Cristina Talavera - Consejera Cristiana
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La identidad secreta de la mujer

La identidad sexual es el concepto que una persona tiene al reconocerse hombre o mujer. Desde hace tiempo, esta identidad se ha relacionado con actividades que le son propias a cada sexo. La sexualidad al hombre y a la mujer le marcan restricciones y formas de actuar.

Por ejemplo, en la cultura machista, el varón es el fuerte, el que propone ideas, el que las ejecuta. La hembra es la dócil y la que obedece calladamente.

Algunas investigaciones realizadas, todavía dan como resultado que en la educación familiar y socialización de niños y niñas, comienza la diferenciación de actividades que son "inherentes" a cada sexo. Si las de los niños son practicadas por las niñas, hay problemas y viceversa.

El Informe Hite sobre la Familia, realizado por la investigadora Shere Hite, evaluó las experiencias de varones y hembras sobre el desarrollo de la identidad y la sexualidad y sobre las relaciones con los padres, especialmente en lo referido a la identidad y la sexualidad secreta de las niñas entre los cinco y los diecinueve años.

¿Cuándo comienza la identidad sexual femenina?

El informe señala que el 69% de las mujeres encuestadas en esta investigación, expresaron que el período de mayor independencia fue el de la infancia, pues era el momento de máxima libertad en sus vidas, de diversión, de gran actividad física y de mucha acción. La mayoría dijo que, debido a que hacían actividades que "eran de varones", se les tildaba de "marimachos" y que una vez llegada la época de la adolescencia, esta libertad desaparecía debido a que comenzaba un período de identidad sexual (experiencia temprana de menstruación) que consideraban impuesto y que continúa durante toda la vida. Es decir, muchas mujeres sienten que su verdadero ser se hace presente en la etapa infantil, hasta que la sociedad las introduce bruscamente en el tema de la identidad sexual y les impone normas de conducta.

La menstruación ¿Tabú o aceptación?

Biológica y orgánicamente, la menstruación es algo normal en la mujer. Sin embargo, en esta investigación, que abarcó un período de quince años y publicada en 1995, el 72% de las mujeres encuestadas declaró que no se sintieron preparadas para asumir este compromiso de la naturaleza, porque sus madres no conversaron con ellas al respecto. Sólo el 12% expresó que sus padres hablaron con ellas de este tema. El 80% obtuvo la mayor información en la escuela, en una clase de anatomía o puericultura, a través de una amiga o de una orientadora escolar. Un 10% ni siquiera lo festejó. Sin duda, el tema de la menstruación continúa siendo un tabú difícil de explicar por parte de papá y mamá a sus hijas.

Esta actitud de algunos padres de no tratar los temas de tipo sexual, refleja una especie de sentimiento de negación hacia el hecho de que el cuerpo de sus hijas está madurando para alcanzar la vida adulta.

La llegada de la menstruación causa una especie de confusión de sentimientos en las niñas, por lo que debe ser tomada con mayor atención. Por una parte, la niña siente que toda esa etapa de independencia descrita anteriormente, termina. Por otra parte, piensa que a partir del momento en que por primera vez tiene la menstruación, comienza a darse la posibilidad de reproducirse.

No obstante, en gran parte de las familias se da una especie de ambiente secreto, que viene a reforzar la información errada que le llega a las niñas desde la sociedad y la cultura, de que su sexualidad es poco importante y que la misma debe permanecer oculta y no debe ser expresada por ella. Se le enseña solapadamente que su cuerpo es vergonzoso y que la menstruación no es algo de lo que se debe sentir orgullo.

El "período", la "regla" o menstruación es algo absolutamente normal desde todo punto de vista y marca claramente el gran valor que tiene el cuerpo de la mujer. Tanto papá como mamá deben verlo de esta manera y lejos de sentirse mal por ello deben darle a sus hijas la bienvenida al mundo de la adultez. Este tema debe ser conversado ampliamente y de manera normal, sin mostrar mayor sorpresa o desaliento.

Ahora que eres señorita, debes comportarte...

Con la llegada de una niña a la etapa adulta, se espera que las jovencitas cambien su conducta. El 97% de las mujeres consultadas en el Informe Hite sobre la Familia, manifestaron que sus padres respondieron a este hecho con la afirmación de que "ahora debes ser una buena señorita".

Esto fue interpretado por todas como mensajes que aludían a la represión de su personalidad, sus sentimientos y su sexualidad. Las interpretaciones fueron muy variadas. Desde "no llames la atención", "no tengas más éxito que tu hermano", "obedece a tu madre", "no cuestiones lo que te dicen tus padres", "no los contradigas" hasta "no permitas que ningún hombre te haga daño y luego te abandone".

A ello se suman otros mensajes como: "sé femenina", "sonríe siempre", "siéntate con las piernas juntas", "no hagas actividades que son de muchachos", etc., con los cuales muchas llegaron a pensar que la feminidad y la identidad sexual, lejos de favorecerlas eran una agresión.

Aún se manejan criterios equivocados acerca de cómo una mujer debe asumir su identidad. Confrontar estas creencias es una tarea que debe hacerse desde el seno de la familia y englobar a todos quienes la conforman.

Y qué de las contradicciones

Mientras muy encubiertamente a la mujer le envían estos mensajes para que oculte su sexualidad (curiosidad acerca de la masturbación, la menstruación o relaciones sexuales), al mismo tiempo se le confronta con gran cantidad de mensajes comerciales abierta y predeterminadamente sexuales, que le indican lo que ella debiera ser. Esto, además de generar confusión, no le da chance para que logre crear su propia imagen y su estilo individual de sexualidad y erotismo.

Desde muy temprana edad, las jovencitas ven revistas pornográficas en los kioscos o en la casa de alguna amiga o amigo. También observan películas eróticas en donde aparecen imágenes sexuales de la mujer. Pese a ello, son muy pocos los padres que han hablado del tema con sus hijas, incluso después de haberse desarrollado y ya adultas, o que han escuchado acerca de cómo se sienten ellas ante estas imágenes y lo que para ellas significan.

Importancia de la familia en la identidad sexual femenina

El papel de la familia en la maduración de la identidad sexual de las niñas y adolescentes es fundamental. En muchas oportunidades insistimos en la importancia de la comunicación entre padres e hijos. Y en esta caso en particular, es decisiva.

Cuando una familia asume el silencio ante este tema, bien por desconocimiento o por no saber cómo enfrentarlo, le da paso al distanciamiento, el resentimiento y la sensación de vergüenza de la hija, de su propia sexualidad.

Igualmente da pie para que las jovencitas traten de encontrar información sexual que, en ocasiones distorsiona la realidad. Lo que es peor, que apliquen esa información a la que creen es su identidad sexual. O, en el peor de los casos, asumen una especie de doble identidad: La de la mujer correcta y la secreta, la de la mujer que asume su rol sexual. La primera evita lo que la sociedad llama sexo. La segunda practica una conducta sexual aunque le resulte vergonzosa.

Creemos que la mujer debe sentirse orgullosa de su sexualidad. Todos los seres humanos venimos al mundo con ella. Pero en la medida en que las familias adopten una actitud madura y sobretodo natural respecto a este tema, conversando claramente con sus hijas, estaremos dando el primer paso hacia una educación sexual sana y al ejercicio de la sexualidad de forma segura y responsable, tendiendo a extinguir esa identidad secreta que genera tanta culpabilidad a nuestras muchachas.

Inapetencia sexual

La perdida de interés por las relaciones sexuales es la primera causa por la cual las parejas consultan a terapistas sexuales. El problema probablemente es mas común de lo que se reporta ya que algunas personas creen que es parte del proceso normal de envejecimiento por lo que no piensan necesario buscar ayuda medica.

En el pasado, los principales motivos de consulta se dirigían hacia problemas de eyaculación precoz, falta de lubricación e impotencia, pero en la actualidad manejar de estas dificultades relacionadas con el acto en si, se hace mas abiertamente, en cambio la disminución del deseo sexual es una condición muy compleja, hay factores psicológicos, emocionales y físicos que se deben considerar.

QUIEN LO PADECE?

Hombres y mujeres reportan el problema por igual, pero las mujeres con mayor frecuencia buscan ayuda. Es la mujer la que solicita las citas con el terapista aunque sea su pareja la del problema. Se decía que el deseo sexual se veía como un problema femenino. Cuales razones hicieron que se volviera igual para ambos? Talvez los hombres hoy comparten sus sentimientos mas fácilmente. Pudo haber contribuido la responsabilidad agregada del padre en la crianza de los hijos.

La combinación de los múltiples roles y el estrés de la mujer hace difícil mantener una vida sexual activa. Ambos cónyuges están exhaustos convirtiendo el sexo en una obligación mas en lugar de ser una actividad divertida y relajante.

CAUSAS: SEPARANDO HOMBRES DE MUJERES

Existen diferencias importantes entre los sexos cuando se estudian las causas de bajo deseo sexual:

Depresión: Las mujeres con inapetencia sexual son mas propensas a la depresión. Esta depresión no se clasifica como una depresión clínica que necesariamente requiere terapia y medicación.

Dificultades en la Relación: Los problemas emocionales con el compañero ocasiona la perdida de interés sexual en la mujer. Los hombres logran separar el sexo de los problemas de relación de pareja.

Estrés: Cuando la mujer esta estresada, es mas propensa a perder su apetito sexual.

Presencia de otro problema sexual: Para la mayoría de hombres y mujeres, la perdida del deseo sexual ocurre simultáneamente con problemas de excitación. Las mujeres sufren mas frecuentemente de inhabilidad para excitarse mucho tiempo antes de reportar un problema de deseo o apetito sexual. Muchos hombres sufren de impotencia antes, al tiempo o luego del problema de inapetencia sexual.

ES REALMENTE UN PROBLEMA?

El tiempo exacto de cuando una pareja debe buscar ayuda no esta bien definido. Las parejas pueden tener relaciones sexuales sin sentir deseo. El principal asunto es emparejar el interés sexual entre la pareja. La clave es lograr una sociedad y relación que funcione. Incluso las parejas bien compaginadas tienen sus alti-bajos, lo importante es como manejan esas inevitables diferencias.

La clave es trabajar en los aspectos de comunicación, confianza y en compartir fantasías y sentimientos. Se hace énfasis en la importancia de comprometerse: que tanto estoy dispuesto a ceder yo para complacer a mi pareja?

BUSCANDO AYUDA

Se deben descartar aquellas condiciones medicas que puedan estar relacionadas con la causa de perdida de apetito sexual. Los problemas de deseo sexual deben ser tratados por un terapista sexual y si existe un problema físico o funcional, debe ser tratado por médicos especialistas en Ginecología o Urología.

Los terapistas sexuales legítimos son profesionales de salud mental entrenados especialmente. Deben tener título profesional de Psicólogos o Psiquiatras con especialidad en Sexología.

QUE ES LO NORMAL?

Cuantos se pueden beneficiar del tratamiento? Las emociones tales como el deseo sexual son difíciles de medir. Pero 7 de cada 10 pacientes manifiestan una mejoría en su relación de pareja con tratamiento. En algunos casos esta mejoría se debe a un análisis real de lo que se considera "normal". Las personas a veces se comparan con situaciones no realísticas y estándares influenciados por el medio; Lo normal es con lo que usted y su compañero se sienten satisfechos en términos de comportamiento y frecuencia.

Cuando la pasión decae luego años de normal deseo sexual, las causas pueden ser:

Problemas de salud tales como enfermedades del corazón, diabetes, artritis o cáncer
Efecto secundario de medicamentos
Desequilibrio hormonal
Problemas de relaciones e interrelación
Aburrimiento sexual
Problemas psicológicos
No sentirse atractivo

La disminución de la Libido de manera crónica (de toda la vida) es mas rara y las posibles causas incluyen:

Deficiencias hormonales
Trauma de la niñez
Supresión de fantasías

¿Qué se entiende como anorgasmia en las mujeres?

En el libro que escribimos con el licenciado Rosenzvaig, Sexualidad en la pareja, citábamos varias preguntas de consultantes efectuadas a través de la radio o de correo de lectores, que son bastante características en este tipo de casos:

Yo siento, aunque no llego al orgasmo, pero aclaro que no soy frígida. ¿Es curable?

Perdí por completo el orgasmo, ¿puedo recuperarlo?

Hace 6 años que me separé y he reiniciado mi vida sexual con otro hombre, pero con él no termino. ¿Estoy perdida para siempre?

¿La frigidez es hereditaria?

No puedo terminar con mi actual pareja: él eyacula demasiado rápido, con otras parejas a mí no me pasaba y él me dice que con todas sus parejas anteriores ellas acababan con facilidad, ¿estaré con un problema psicológico?

¿La ausencia de orgasmo en la mujer se debe a alguna enfermedad orgánica?

Nunca puede llegar al terminar, a veces me ha parecido que lo tenía pero no estoy segura, ¿cómo puedo saber con certeza si lo consigo?

Por más que me esfuerzo no logro terminar con mi pareja y eso que él me estimula de distintas maneras

Estas preguntas son bastante características en nuestros consultorios. Y llama la atención que muchas mujeres se sienten desesperanzadas de poder lograr el orgasmo. Hay autores que prefieren hablar de mujeres preorgásmicas, por considerar que toda mujer, adecuadamente estimulada, es capaz de llegar a obtenerlo.
Dentro de las llamadas anorgásmicas podemos diferenciar aquellas que no logran excitarse ni lubricar bien - aunque tengan deseos de hacer el amor- de quienes aunque lubriquen (“mojarse”, en términos populares) y consigan altos picos de excitación, no logran el orgasmo. Los casos más frecuentes lo vemos en el segundo grupo.

¿Es correcto el término frigidez?

Si bien popularmente todavía se sigue usando el término de frigidez y muchas mujeres preguntan o concurren a la consulta para saber si son o no “frígidas”, podríamos decir que hoy la Sexología desglosa este cuadro en otros dos distintos: la mujer que tiene poco o ningún placer erótico ante la estimulación sexual y aquella que aunque puede excitarse en determinadas circunstancias no llega al orgasmo o lo logra con gran dificultad.
Hay que diferenciar también a la mujer que nunca ha experimentado placer erótico con nadie y en ninguna situación, de aquellas que han respondido en alguna ocasión a la estimulación adecuada y al placer sexual y dejan de responder sólo en situaciones específicas. Recuerdo a una paciente que refería lo siguiente: “con aquel muchacho me excité mucho y tuve un orgasmo brutal, pero... me asusté, pensé en que si seguía así me iba a volver loca, que me iba a descontrolar, ¿adónde llegaría por ese camino? ...”; posteriormente reprimió esta posibilidad orgásmica y sólo pudo volver a “sentir el clímax” -según sus palabras- luego de la terapia.

Los síntomas del primer grupo serían:

Falta de excitación

Ausencia de reacciones ante la estimulación sexual

No se lubrican vaginalmente

No obtienen placer

No hay erección de los pezones ni enrojecimiento de la piel ni aumento de la frecuencia cardíaca

No llegan al orgasmo

En el segundo grupo, que constituyen las anorgasmias más frecuentes vemos que:

Pueden excitarse y gozar

Hay lubricación vaginal

Hay reacciones genitales y extragenitales propias de la etapa de excitación

A pesar de que se excitan no llegan al orgasmo

¿Cuál es el orgasmo normal: el vaginal o el clitoridiano?

Cabría aclarar un par de cosas: por un lado, si bien el orgasmo es la culminación del placer erótico, algunas mujeres gozan de las relaciones sexuales aunque no puedan terminar; por otro, este tema tan debatido, particularmente desde Freud, que refiere a lo que se denomina orgasmo vaginal y lo que se llama orgasmo clitoridiano, reservando una presunta normalidad para el primero y lo patológico o inmaduro para el segundo. Hoy decimos que ambas situaciones son normales. El mal llamado orgasmo clitoridiano, que es aquel donde la mujer termina por estimulación directa y no por la penetración, ha dejado de ser una situación enferma y criticable, porque en definitiva el clítoris y los labios menores configuran una estructura especializada en la recepción de los estímulos placenteros.

A continuación transcribiré algunas otras preguntas del correo de lectores:

Quiero saber si es mal tener orgasmo clitoridiano en lugar del vaginal

¿Las mujeres que tienen orgasmo vaginal pueden tener orgasmos clitoridianos?

¿Cómo se puede detectar cuando una mujer tiene un orgasmo vaginal?

¿El orgasmo vaginal es sinónimo de madurez en las mujeres que lo sienten?

En mi pareja cuando mi compañero me estimula la zona del clítoris, ya sea con la boca o con la mano, logro con facilidad el orgasmo; pero esto no sucede así con la penetración, ¿es normal?

En primer lugar debo aclarar que la respuesta orgásmica es una sola, aun cuando los estímulos sexuales puedan recibirse a través de distintas zonas del cuerpo, o con la fantasía. Hay mujeres que tienen orgasmo por estimulación de los pezones -y a nadie se le ocurriría hablar de “orgasmo mamario”- , otras, por caricias en el Monte de Venus, o por estimulación en la zona anal. Están aquellas que constituyen el grueso de la población femenina (un 50% aproximadamente) que además de la penetración necesitan ser estimuladas en la zona del clítoris y de los labios menores. Sólo un 35% llega exclusivamente por penetración, con la salvedad de que siempre la estimulación directa o indirecta del clítoris participa de esta respuesta.

GRÁFICO 1
TOMADO DE LA DRA. HELEN KAPLAN

No experimentan el orgasmo de ninguna manera un 10% aproximadamente
No lo experimentan con un compañero determinado un 10 % aproximadamente
Lo experimentan mediante el coito además de “estimulación clitoridiana” aproximadamente un 50%
Llegan al orgasmo mediante el coito por penetración, sin “estimulación  clitoridiana” adicional casi un 30%

Dicho de otra forma: en todo orgasmo femenino intervienen, en cuanto a la recepción de los estímulos, tanto la vagina como la zona clitoridiana, y en la faz de la respuesta motora siempre se dan contracciones vaginales, amén de las reacciones corporales extragenitales y las emocionales. Por lo tanto, los criterios emanados del psicoanálisis (aclarando que muchos psicoanalista abandonaron esta postura) sobre la supuesta madurez del orgasmo logrado por la penetración, ya no se pueden sostener. Se considera normal tener orgasmos, con independencia de la vía de estimulación y excitación a la que esa mujer y su pareja recurran.

¿Cuáles son las causas de la falta de orgasmo en la mujer?

Las causas de las disfunciones sexuales femeninas son de origen variado y múltiples factores pueden coexistir para producirlas. Aunque a veces se piense lo contrario, las causas físicas no suelen ser las más frecuentes. Claro que enfermedades neurológicas o metabólicas graves (problemas hormonales, hipotiroidismo, diabetes avanzadas), los tumores, las operaciones vividas como castratorias o mutilantes, pueden afectar la respuesta orgásmica, al igual que ciertos fármacos (narcóticos, antidepresivos y antipsicóticos, sedantes), pero lo más frecuente es ver la incidencia de factores situacionales como, por ejemplo, la estimulación inadecuada por parte del varón: las mujeres no siempre se excitan con el mismo estímulo, ni en el mismo lugar ni con la misma posición. Y, lo que es más digno de rescatar, no siempre se excitan y estimulan como el varón cree que ellas lo logran. Es el famoso yo creía que a ella le gustaba... Muchas veces una pareja en la cual la mujer no termina está encubriendo una relación deficiente y pobre.
Es cierto que la mayor parte de los antidepresivos (no todos) producen un retardo orgásmico (a veces disminuyendo el deseo sexual y la lubricación vaginal) pero esto tiene solución – lo que explicamos en otro artículo - y no por ello los pacientes de ambos sexos tienen que abandonar su tratamiento psicofarmacológico.

¿La mala comunicación puede ser una de las causas?

Por cierto que sí, una de las causas puede ser la escasa comunicación, ya que muchas personas creen que todo se tiene que dar espontáneamente y que nada hay que hablar sobre lo que a cada uno le pasa: esto puede ser lesivo para la sexualidad. Si alguien se entiende a la perfección sin hablar bienvenido sea, pero si no, ¿van  a tener que quedar en silencio, penando por ello?
Es indudable que también tienen mucho que ver las actitudes machistas y un marco de represión familiar y educativa, en el que nunca se explica a los jóvenes ni a los adultos cómo es la respuesta sexual fisiológica.
También hay que destacar la incapacidad de ciertas mujeres de abandonarse a las sensaciones placenteras y estar pendientes de si van a terminar o no, de allí que muchas finjan el orgasmo, lo que les crea una situación muy tensionante y poco grata.

¿No es mejor fingir el orgasmo, antes que quedar mal frente a los varones?

Fingir los orgasmos condena a una mujer a seguir haciéndolo y a no poder gozar, ya que está más pendiente de la escena que tienen que dramatizar que de su propia entrega al placer orgásmico. Para ella es más importante que él se sienta varón por producirle el orgasmo que su propio goce. Podríamos decir que para poder empezar a tener la posibilidad de orgasmar - si cabe el neologismo- : hay que dejar atrás la actuación y los fingimientos.

¿Hay causas psicológicas concretas que produzcan estos problemas?

Habría que mencionar las causas psicológicas más profundas como:

Conflictos edípicos

Duelos de seres queridos

Fobias sociales y sexuales (fobia a la penetración, a los genitales)

Ataques de pánico

Antecedentes de abuso sexual o violación

Depresión

Esquizofrenias y enfermedades bipolares

Personalidades obsesivas

Muchos de estos problemas pueden haber sido gestados en la infancia pero otros son más actuales, o situacionales; sin olvidarnos las llamadas causas vinculares que se manifiestan en desavenencias serias en la relación de pareja. Por ejemplo: el estar con alguien que sea eyaculador precoz puede ser una de las causas de que esa mujer no sea orgásmica: ¡simplemente el varón no le da tiempo!

¿Existe el miedo a sentir el orgasmo?

Recuerdo una consulta de un oyente de mi programa “El jardín de las delicias” (FM Palermo, lunes de 23 a 24) cuando decía:

Mi novia tiene dificultades para llegar; arriba a un punto donde la tensión sube pero no puede seguir subiendo y se queda ahí. Entonces se asusta y se queda ahí y paramos de hacer el amor. ¿Cuál sería la solución?

Hay algo de cierto en lo que cuenta este joven de que su novia se asusta e inhibe el orgasmo. Una paciente refería que, después de su primera vivencia orgásmica, que fue muy intensa, tuvo una crisis de angustia, derivada de una educación familiar donde el placer era pecado pero donde, a la vez, se vivían situaciones promiscuas. A partir de allí no volvió a tener orgasmos y comenzó a fingirlos por temor a que sus compañeros la dejaran. Es interesante destacar que ella logró recuperarlo – me decía–  por la masturbación. El círculo era perfecto: ella no le pedía a sus compañeros que la estimularan en forma adecuada por estar pendiente de darles el orgasmo; como consecuencia no podía integrarse a sus propias sensaciones placenteras. Como este caso hemos visto otros similares con miedos diversos –ante la posibilidad del orgasmo-, que transcribiremos con palabras de esas mujeres:

A caer en la prostitución

A descontrolarme

A volverme loca

A ser una perdida

A que mi pareja me vea como a una cualquiera

A orinarme

A entregarme demasiado y quedar esclava de ese varón

Por último, sin excluir otros temores (a ser dañada y lastimada por la penetración, a sentir dolor, a ser desgarradas), la Dra. Helen Kaplan hablaba del miedo al éxito, que desgraciadamente se ve mucho y en distintas áreas. Freud diría: son esas personas que fracasan al triunfar, los que fracasan con el éxito.

¿No será que a muchos varones les importa poco el placer de la mujer?

Obviamente, esos varones a los que no les importa si la mujer goza o no, que llegan a sostener incluso que el orgasmo en las mujeres no es tan importante (recuerdo uno de ellos que decía: “en la mujer terminar no es necesario porque ella tiene la descarga de la menstruación”!!), se centran en su propio placer genital: “con tal de que yo termine y ella emita un par de gemidos”, nos decía un conocido Don Juan.
Así esta situación se va perpetuando en el tiempo, impidiendo el goce de la mujer. La paciente que citaba antes, a partir de reconocer mejor sus zonas erógenas y de revalorizarse como persona, pudo comenzar a pedirle a su compañero una mejor y mayor estimulación. Esto muestra que el orgasmo nunca “se pierde” del todo y que si las condiciones son favorecedoras puede volver a experimentarse: no es cierto que una mujer “esté perdida para siempre”, ni que sea hereditario.
Hay varones que le imponen a la pareja la obligación del orgasmo y para colmo de la manera que ellos creen que es la mejor: usualmente con la penetración y él en posición superior. Es muy común la consulta de las parejas que me dicen, por ejemplo: “venimos porque mi mujer tiene anorgasmia vaginal, yo la penetro y ella no termina”, o “¿cómo es posible que ella no termine de esa manera?, todas las mujeres que conocí antes terminaban cuando las penetraba” (en esos momentos pienso: “¿cuántas habrán fingido sus orgasmos?”; no aceptan que pueda haber otras formas de estimulación más eficaces que “su gran falo erecto”. De esta manera, ambos van a cada encuentro sexual esperando que ella le conceda el beneficio del orgasmo logrado de una manera rutinaria y empobrecida. Este es otro tema que vale la pena destacar: el de la rutina, el acostumbramiento, la falta de variantes y el menosprecio o subestimación de otras formas de juego coital.

Un ejemplo clínico

Antes que nada quiero decir que, cuando se consignan casos clínicos, siempre doy datos cambiados para que nadie pueda reconocer de quienes se trata, salvo la identificación con la problemática.
Raúl y Silvia llevan ocho años de matrimonio y, a pesar de que tienen una buena relación de pareja en otros aspectos, el sexo se ha ido convirtiendo en una dificultad cada vez más seria, lo que los lleva a pedir consultas con dos terapeutas de pareja, sin encontrar solución. Él dice: “mi esposa no llega al orgasmo porque yo tengo eyaculación precoz; me pregunta a mí cómo es y no sé explicárselo”. Ella podía excitarse y tenía mucha lubricación pero, a pesar de los diferentes intentos, nunca llegaba al clímax por ningún tipo de estimulación. Raúl se ponía “tenso y nervioso” por esto y eyaculaba cada vez más precozmente, inclusive sin penetrarla.
En este caso se articulan varias situaciones que establecen una complementación negativa: ambos padecen una disfunción sexual y se sienten alternativamente culpables y responsables de la infelicidad sexual de la pareja y, en el caso citado, se daba esta crisis en un marco de amor y respeto mutuos. Se podría plantear cuál es el comienzo de esta problemática: ¿es la eyaculación precoz de Raúl que trae aparejada la anorgasmia de Silvia?, o ¿es la disfunción de ella que lo exige a él y le produce niveles de ansiedad cada vez mayores? Tal vez ellos, como en tantos otros, traían un bagaje previo de conflictos en el área sexual que se potenciaron mutuamente.

¿Cómo son los tratamientos de la anorgasmia femenina?

El eje central del tratamiento de las anorgasmias son las llamadas Terapias Sexuales, psicoterapias focalizadas, breves y de resolución sintomática. El objetivo principal de estos tratamientos es lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin temores ni culpa, cambiando el sistema sexual en la que se mueve. A nivel vivencial, la Terapia intenta crear un ambiente no exigente, relajado y sensual, que permita el natural transcurrir de su respuesta sexual. Se alienta a la pareja (a veces con ejercicios a realizar fuera del ámbito del consultorio) para lograr comunicarse abiertamente sus sensaciones y deseos y se prescriben tareas que ambos deberán realizar en su casa. Con esto se logra eliminar los obstáculos inmediatos que se oponen a un buen funcionamiento sexual.
Muchas veces me preguntan sobre el uso de los vibradores para aumentar el estímulo y para esto no hay una respuesta unívoca: hay mujeres y varones (especialmente estos) que lo rechazan y en otros casos he  visto que recién con su uso pudieron llegar al orgasmo. La objeción habitual es que puede quedar adicta al vibrador y que va a reemplazar al compañero. Ninguno de estos casos se suelen dar en la práctica.

¿Estos tratamientos excluyen la psicoterapia?

Muy por el contrario suelen complementarse, justamente para resolver otros problemas más profundos y antiguos: conflictos de la infancia, escenas infantiles de abuso sexual, fobias, depresión, y trastornos de la personalidad, ameritan un abordaje múltiple; en estos casos se necesitan sumar esfuerzos para resolver el problema.
Es llamativo ver que algunos de los pacientes, de ambos sexos, que están bajo tratamiento sexológico, son derivados por sus mismos psicoterapeutas con quienes además trabajan sobre otras conflictivas.

¿Hay medicaciones para tratar las anorgasmias?

Si es un cuadro de fobia, depresión, esquizofrenia, o ataque de pánico, necesita ser medicada para controlar esas patologías.

Si hay un déficit en la lubricación vaginal, será necesario el uso de un lubricante íntimo con las siguientes características:

Que no sea maloliente

Que no irrite la vagina ni le cambie el PH (el grado de acidez) del medio

Que no abra los poros del profiláctico (por eso se desaconsejan la vaselina, lanolina o cremas que las contengan)

Que no manche

Actualmente se está investigando el uso del sildenafil, conocido como Viagra, ya que los cuerpos cavernosos del clítoris tienen una estructura similar a los del pene. Se piensa que este medicamento podría aumentar la sensibilidad y la vasocongestión vulvar y vaginal. Esto se encuentra en plena etapa de investigación pero nosotros hemos visto mujeres anorgásmicas que mejoraban su respuesta sexual con el uso de este medicamento usado con notable eficacia en la disfunción eréctil del varón.
Como conclusión diré que un gran porcentaje de las mujeres anorgásmicas se ven favorecidas por los modernos tratamientos sexológicos (breves, focalizados, económicos) obteniendo la posibilidad de llegar al clímax sin culpas ni inhibiciones, enriqueciendo su vida erótica y amorosa.

 
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