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Dra. Cristina Talavera - Consejera Cristiana
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Alcoholismo

Aprenda la Realidad

Para muchas personas la realidad acerca del alcoholismo no está muy clara. ¿Qué es el alcoholismo exactamente? ¿Cómo se puede diferenciar el alcoholismo del abuso de alcohol? ¿Cuándo debe una persona buscar ayuda para un problema relacionado con sus hábitos de consumo de alcohol? El Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism [NIAAA]) ha preparado este folleto para ayudar a las personas y a sus familias a contestar éstas y otras preguntas comunes acerca de los problemas relacionados con el alcohol. La información presentada a continuación le explicará lo que es el alcoholismo y el abuso del alcohol, los síntomas de cada uno de éstos, cuando y donde puede buscar ayuda, y las opciones de tratamiento. Además le recomendará otros recursos que le pueden servir de ayuda.

Es un Problema Bien Dispersado

Para la mayoría de las personas, el alcohol es un acompañamiento placentero para las actividades sociales. El uso moderado del alcohol--hasta dos tragos por día para los hombres y hasta un trago por día para las mujeres y personas mayores (La medida normal de un trago es una botella de 12 onzas de cerveza o bebida a base de vino (wine cooler), un vaso de 5 onzas de vino o 1.5 onzas de licor de 80º prueba) -- no es dañino para la mayoría de los adultos. Sin embargo, un gran número de personas tienen problemas serios con sus hábitos de consumo de alcohol. En estos momentos, cerca de 14 millones de americanos, 1 de cada 13 adultos, abusan del uso del alcohol o son alcohólicos. Además, varios millones de adultos tienen patrones o hábitos de consumir bebidas alcohólicas que los pueden conducir a problemas de alcohol. Aproximadamente 53 porciento de los hombres y mujeres en los Estados Unidos reportan que uno o más de sus familiares tienen problemas de alcohol.

Las consequencias del abuso del alcohol son serias--en muchos casos, de amenaza o peligro a la vida. Las personas que beben mucho alcohol pueden aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, especialmente de el hígado, el esófago, la garganta, y la laringe (caja de la voz). El abuso del alcohol también puede causar cirrosis del hígado, problemas en el sistema de inmunidad, daño cerebral, y hasta puede dañar el feto durante el embarazo. El beber alcohol aumenta los riesgos de muertes por accidentes automovilísticos, accidentes durante actividades recreativas, accidentes en el trabajo, y la probabilidad de que ocurran homicidios y suicidios. En términos estrictamente económicos, los problemas relacionados con el uso del alcohol le cuestan a la sociedad aproximadamente 100 billones de dólares por año. En términos de vida humana, el costo es incalculable.

¿Qué es alcoholismo?

El alcoholismo, también conocido como "síndrome de dependencia al alcohol," es una enfermedad que se caracteriza por los siguientes elementos:

Deseo insaciable: el deseo o necesidad fuerte y compulsiva de beber alcohol.
Pérdida de control: la inhabilidad frequente de parar de beber alcohol una vez la persona ha comenzado.
Dependencia física: la ocurrencia de síntomas después de abstinencia tales como vómitos, sudor, temblores, y ansiedad cuando se deja de beber después de un período de consumo de alcohol en grandes cantidades. Estos síntomas son usualmente aliviados cuando se vuelve a beber alcohol o se toma alguna otra droga sedante.
Tolerancia: la necesidad de aumentar la cantidad de alcohol ingerida para sentirse endrogado o intoxicado ("high").

El alcoholismo es un problema que tiene poco que ver con el tipo de alcohol que se consume, cuanto tiempo se ha estado bebiendo, o la cantidad exacta de alcohol que se consume. Sin embargo, el alcoholismo tiene mucho que ver con la necesidad incontrolable de beber de la persona. Esta definición de alcoholismo nos ayuda a entender porque para la mayoría de los alcohólicos un "poco de fuerza de voluntad" no es suficiente para dejar de beber. El alcohólico o la alcohólica se encuentra frequentemente bajo el control de un deseo poderoso o necesidad de ingerir alcohol, una necesidad que puede sertirse tan fuerte como la necesidad de agua o comida. A pesar de que algunas personas se pueden recuperar sin ayuda, la mayoría de las personas alcohólicas necesitan ayuda externa para recuperarse de esta enfermedad. Con ayuda, apoyo y tratamiento, muchas personas son capaces de dejar de beber y de rehacer sus vidas.

Muchas personas se preguntan: ¿Por qué algunas personas pueden beber alcohol sin problemas, mientras que otras son totalmente incapaces de controlar sus hábitos de beber alcohol? Investigaciones recientes costeadas con fondos de NIAAA han demostrado que para muchas personas la vulnerabilidad al alcoholismo es heredada. Sin embargo, es importante reconocer que los factores en el ambiente de la persona tales como las influencias de los compañeros y la disponibilidad de alcohol influyen significativamente. Ambos factores, los heredados y los del ambiente, son llamados "factores de riesgo." A pesar de estos factores, el riesgo no determina el destino. El hecho de que el alcoholismo tiende a ser común en algunas familias no significa que el hijo o la hija de un padre o una madre alcohólica automaticamente desarrollará alcoholismo.

¿Qué es el abuso de alcohol?

El abuso de alcohol se diferencia de el alcoholismo en que éste no incluye el deseo o la necesidad compulsiva de beber alcohol, la pérdida de control o la dependencia física. Además, el abuso de alcohol es menos probable que incluya síntomas de tolerancia (la necesidad de aumentar la cantidad de alcohol ingerida para sentirse endrogado o intoxicado ("high").

El abuso de alcohol es definido como un patrón de consumo de bebidas alcohólicas que es acompañado por una o más de las siguientes situaciones en un período de 12 meses:

No cumplir con responsabilidades mayores del trabajo, de la escuela o del hogar;
Beber alcohol durante actividades que son físicamente peligrosas tales como operar maquinarias o manejar un carro (coche);
Tener problemas frequentemente relacionados con el alcohol tales como ser arrestado por guiar bajo la influencia de alcohol o por lastimar físicamente a alguien mientras está borracho (embriagado);
Continuar bebiendo a pesar de tener problemas constantemente al relacionarse con otras personas que son causados o empeorados por los efectos del alcohol.

A pesar de que el abuso del alcohol es básicamente diferente al alcoholismo, es importante mencionar que muchos de los efectos del abuso del alcohol son sufridos por los alcohólicos.

¿Cuáles son las señales de que existe
un problema de alcohol?

¿Cómo puede usted saber si usted o alguien cerca de usted tiene un problema de alcohol? El contestar las siguientes cuatro preguntas le podría ayudar a reconocer si existe un problema de alcohol. (Para ayudarle a recordar estas preguntas, recuerde que la primera letra de la palabra clave de cada una de las preguntas en inglés forman la palabra "CAGE.")

¿Ha pensado usted alguna vez que debe disminuir o cortar ("Cut") la cantidad de bebidas alcohólicas que usted toma?
¿Le ha molestado ("Annoyed") la gente al criticar sus hábitos de beber alcohol?
¿Se ha sentido usted alguna vez mal o culpable ("Guilty") debido a sus hábitos de consumo de alcohol?
¿Ha tomado usted un trago o bebida alcohólica acabándose de despertar en la mañana para tranquilizar sus nervios, para abrir los ojos ("Eye opener"), o deshacerse de los efectos después de una borrachera ("hangover")?

El contestar "Sí" a una de estas preguntas sugiere la posibilidad de que existe un problema de alcohol. Si usted contestó que "Sí" a más de una de las preguntas es muy probable que exista un problema de alcohol. En cualquiera de estos casos, es importante que usted vea a un doctor(a) o enfermera(o) inmediatamente para que discuta sus contestaciones a estas preguntas. El(ella) puede ayudarle a determinar si usted tiene un problema relacionado a sus hábitos de consumo alcohol, y si usted tuviese un problema, esta persona le puede recomendar lo que debe hacer al respecto.

Aunque usted haya contestado que "No" a todas las preguntas, usted debe buscar ayuda profesional si tiene problemas relacionados con el alcohol que afectan su trabajo, sus relaciones con otras personas, su salud o le causan problemas con la ley. Los efectos del abuso del alcohol pueden ser extremadamente serios, y pueden llegar a ser fatales para usted y para las personas a su alrededor.

La Decisión de Obtener Ayuda

Reconocer que se necesita ayuda con un problema de alcohol no es fácil. Sin embargo, tenga presente que mientras más pronto una persona obtiene ayuda, mejores son las probabilidades de que él(ella) se recupere exitosamente.

Si le incomoda el discutir sus hábitos de consumo de bebidas alcohólicas con su doctor(a) o enfermera(o), puede que ésta sensación se origine en las creencias erróneas acerca del alcoholismo y las personas alcohólicas. En nuestra sociedad, prevalece el mito de que los problemas de alcohol son de alguna manera una señal de debilidad moral. Como resultado, usted puede pensar que el buscar ayuda significa el admitir algún tipo de defecto vergonzoso en usted. La realidad es, sin embargo, que el alcoholismo es una enfermedad que muestra una señal de debilidad tan fuerte como la que produce el asma o la diabetes. Por otra parte, el tomar los pasos necesarios para identificar un posible problema de bebida tiene una enorme recompensa--la oportunidad de una vida saludable y llena de satisfacción.

Cuando usted visite su doctor(a) o enfermera(o), él(ella) le hará un número de preguntas acerca de su consumo de alcohol para determinar si usted está teniendo problemas relacionados a sus hábitos de beber alcohol. Trate de contestar estas preguntas con la mayor honestidad que le sea posible. También le harán un examen físico. Si su doctor(a) o enfermera(o) concluye que usted tiene una dependencia de alcohol, él(ella) puede que le recomiende que vea a un especialista de diagnóstico y tratamiento de alcohol. Usted debe participar activamente en la toma de decisiones y en la selección del tratamiento. Además debe asegurarse de que se le explique todas las opciones de tratamiento disponibles.

La Recuperación

Tratamiento del Alcoholismo

La naturaleza del tratamiento depende de la gravedad del problema de alcoholismo de la persona y de los recursos que estén disponibles en su comunidad. El tratamiento puede incluir desentoxificación (el proceso de eliminar alcohol del cuerpo sin peligro); el tomar medicamentos recetados tales como disulfiram (Antabuse®) o naltrexone (ReVia(TM)) para ayudar a prevenir el volver a beber alcohol una vez que se ha parado de beber alcohol; y consejería individual o de grupo. Hay tipos de consejería muy prometedores en los cuales se le enseña a los alcohólicos en recuperación a identificar situaciones y sentimientos que promueven la urgencia de beber alcohol. La consejería también le ayuda a desarrollar otras estrategias para enfrentarse a estas situaciones y sentimientos sin incluir alcohol. Cualquiera de estos tratamientos puede ser administrado en un hospital, en una facilidad de tratamiento residencial o como tratamiento ambulatorio.

Debido a que la participación de la familia es importante en el proceso de recuperación, muchos programas ofrecen consejería matrimonial como parte del proceso de tratamiento. Algunos programas también pueden ayudarle a identificar otros recursos vitales en la comunidad tales como la asistencia legal, asistencia de trabajo, guarderías de niños, y clases para aprender a ser mejores padres.

Alcohólicos Anónimos

Virtualmente todos los programas de tratamiento incluyen el asistir a reuniones del programa de Alcohólicos Anónimos (AA), el cual se autodescribe como "una asociación mundial de hombres y mujeres que se ayudan mutuamente a mantenerse sobrios (sin beber alcohol)." Mientras que AA es generalmente reconocido como un programa efectivo de ayuda mutua para alcohólicos en recuperación, no todas las personas responden positivamente al estilo y mensaje de AA, por lo que hay otras estrategias disponibles. Hasta las personas que son ayudadas por AA usualmente encuentran que AA funciona mejor en combinación con otros elementos de tratamiento tales como la consejería y la asistencia médica.

¿Se puede curar el alcoholismo?

A pesar de que el alcoholismo es una enfermedad tratable, todavía no existe una cura. Esto significa que un alcohólico que ha estado sobrio (sin beber alcohol) por un período largo de tiempo y que ha recuperado su salud, él(ella) todavía es susceptible a sufrir una recaída y tiene que continuar evitando todo tipo de bebida alcohólica. "Disminuir" la cantidad de alcohol que se consume no funciona; se necesita eliminar por completo el alcohol para lograr una recuperación exitosa.

En todo caso, hasta algunas de las personas que están determinadas a mantenerse sobrias (sin beber alcohol) pueden sufrir uno o varios "deslizes" o recaídas, antes de lograr sobriedad por largo tiempo. Las recaídas son bien comunes y éstas no significan que la persona ha fallado o que no puede eventualmente recuperarse del alcoholismo. Recuerde que cada día que un alcohólico en recuperación se ha mantenido sobrio antes de una recaída es tiempo extremadamente valioso, para ambos, tanto para la persona en recuperación como para su familia. Si una recaída ocurre, es muy importante que la persona trate de parar de tomar alcohol otra vez y que obtenga la ayuda que sea necesaria para poder abstenerse de beber alcohol.

Ayuda para el Abuso de Alcohol

Si su proveedor de salud determina que usted no es dependiente del alcohol, pero sí determina que usted exhibe un patrón de abuso de alcohol, él(ella) puede ayudarle a:

Examinar los beneficios de dejar un patrón de beber alcohol poco saludable.
Establecer su meta o límite de consumo de alcohol. Algunas personas seleccionan abstenerse de tomar alcohol, mientras que otras prefieren limitar la cantidad de alcohol que beben.
Examinar las situaciones y sentimientos que promueven su patrón de consumo de bebidas alcohólicas que es poco saludable.
Desarrollar estrategias para que pueda mantener su meta de controlar la cantidad de alcohol que consume.

Muchas personas que han parado de beber después de haber experimentado problemas relacionados con el alcohol deciden asistir a las reuniones de AA para obtener información y apoyo, a pesar de que no han sido diagnosticadas como alcohólicas.

Alcohol y Dependencia

Entre las drogas clasificadas como depresoras del sistema nervioso central, se encuentran las bebidas alcohólicas. El alcohol es una sustancia que se halla en las bebidas fermentadas como el vino, la cerveza, la sidra y otras, o en las destiladas como el aguardiente, el ron, el coñac, la ginebra, el whisky, etc. El contenido de alcohol no es el mismo en todas las bebidas y viene indicado por el grado alcohólico, por ejemplo, 12º significa que en 1000 ml de bebida hay 120 ml de alcohol etílico de 96º.

El alcoholismo es una enfermedad viro-metabólica condicionada por la exposición continuada del cuerpo al alcohol. Está caracterizada por el deseo insaciable de beber dicha sustancia, pérdida de control para no seguir bebiendo después que se comienza, dependencia física o aparición de síntomas después de la abstinencia, y tolerancia o necesidad de aumentar la cantidad de alcohol ingerida. Muchas veces las actividades de la persona giran en torno a la sustancia; es posible que dedique mucho tiempo a conseguirla, tomarla y recuperarse de sus efectos. Y a pesar de que vea las consecuencias, tanto físicas como psicológicas que le provoca el consumo, continúa consumiéndola.

    Existe una enzima en el cuerpo encargada de destruir el alcohol, llamada aldehido deshidrogenasa, pero no todas las personas las poseen por igual. En el hombre la podemos encontrar en dos lugares, primero en la mucosa del estómago y luego en el hígado, en cambio la mujer sólo tiene esta enzima en el hígado, no posee en el  estómago o, en todo caso, se encuentra en un porcentaje 80 veces menor. Un hombre puede llegar a absorver el 25% del alcohol que consume en el estómago, mientras que la mujer no, por eso es menos resistente a sus efectos. Una vez en el hígado el alcohol se metaboliza, generando otras sustancias también tóxicas para el organismo. 

    Todo el alcohol que el hígado no es capaz de absorver pasa a la sangre (alcoholemia) y de allí va directamente al cerebro, afectando al sistema nervioso central. Existen algunos casos extraños en que la persona no posee la deshidrogenasa en su cuerpo, son aquellos individuos a los que el alcohol les sienta mal, produciéndoles náuseas, diarreas, calor, ruborización, etc. por lo que no lo pueden tomar.

    Es posible medir el consumo global de alcohol en la población de un país, concretamente en España se beben 20 litros de alcohol por habitante y año, mientras que en Suecia el consumo está en 5 litros por habitante al año. La tasa de enfermedad cirrótica en España también es mucho mayor, de 24 personas por cada cien mil habitantes, y en Suecia está en dos personas de cada cien mil.

Una persona, tras un año de tomar alcohol en grandes cantidades ya presenta dependencia psíquica y física.

Efectos del consumo:

    Con un consumo moderado los principales efectos son la sensación de relajación, de liberación y aumento de confianza en uno mismo, locuacidad, disminución de la atención y euforia. Conforme se va aumentando la cantidad todos estos síntomas se acentúan negativamente, adoptando un habla incongruente, falta de coordinación de movimientos y del equilibrio, pérdida de reflejos e incluso del conocimiento, llegando a producir una intoxicación o estado de embriaguez, con agitación, diplopia (ver doble) y riesgo de paro respiratorio.

    Además cada gramo de alcohol contiene 7 Kcal, que se acumulan en forma de grasa en la mayoría de las personas, provocando un sobrepeso.

Patologías asociadas al alcoholismo:

    Las características iniciales de esta enfermedad son la falta de apetito, trastornos del sueño, hipertensión, anemia, impotencia sexual, temblor de manos, diarreas, etc.

    A largo plazo produce diferentes patologías asociadas como son la gastritis, úlceras gastrointestinales, trastornos hepáticos (hepatitis y cirrosis), el 80% de todas las pancreatitis crónicas y casi todas las agudas. También provoca un déficit de vitamina B1 y afecta al mecanismo de fabricación de hematíes, sobretodo de linfocitos, por lo que los adictos suelen padecer más enfermedades infecciosas. Esta lista se engrosa con las alteraciones cardiovasculares, las neurológicas, demencias y psicosis alcohólicas.

    El alcohol es un depresor cerebral, aunque produzca síntomas de euforia. Cuando llega al cerebro lo que más se afecta es la zona de la corteza, la parte más característica que poseemos los humanos y la más desarrollada. Cuanto más alta es la dosis de alcohol, más zonas estructurales del cerebro se ven afectadas, y es lo que produce la depresión final, tan peligrosa para el organismo.

    El síndrome de abstinencia del alcohol son un conjunto de síntomas que aparecen por el cese o la reducción del consumo. Éstos se dan tras un período prolongado de grandes ingestas de alcohol y se pueden desarrollar horas o días después de la interrupción: malestar matutino, temblores en extremidades, lengua e incluso cara, ansiedad, sudoración, insomnio, náuseas, vómitos y alucinaciones visuales (suelen ser relacionadas con insectos y pueden llegar a durar varios días), en casos muy extremos se produce el delirium tremens, que puede llegar a causar la muerte. 

Consecuencias psicosociales:

    A nivel familiar las consecuencias psicosociales se caracterizan por una mayor irritabilidad por parte del enfermo, lo cual fomenta la aparición de peleas, malos tratos, abandono de la familia e incluso la separación.

    En cuanto al nivel social podemos observar una pérdida de relaciones, la aparición de problemas jurídico-legales, altercados, imprudencias y accidentes.

    En el trabajo se pueden producir absentismos cuando el alcoholismo ya está muy instaurado, disminución del rendimiento, accidentes laborales, bajas y despidos.

¿Cómo abandonar el consumo?

     El tratamiento médico debe empezar por la desintoxicación, que puede ser de forma ambulatoria o incluso hospitalaria. Tras impedir el consumo de alcohol se suelen administrar tranquilizantes para reducir la ansiedad producida por el síndrome de abstinencia, llamados benzodiacepinas (como el Valium o el Librium) durante los primeros días.

    Posteriormente se ha de mantener la abstinencia mediante la deshabituación alcohólica, para ello se administran otros medicamentos como disulfiram (Antabuse) o naltrexone (ReVial), que previenen el volver a beber una vez se ha dejado de consumir. También se realizan terapias individuales y grupales de ayuda psicológica, así como visitas de seguimiento.

    Algunas de las formas de enfrentarse al abandono del consumo son:

- Ensayando diferentes maneras de rechazar el ofrecimiento: "No, gracias, estoy tomando medicamentos..."

- Recordar la lista de razonas por las que no beber es la mejor opción.

- Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda y pausada.

- Esperar unos minutos a que se pasen las ganas.

- Distraerse con actividades que ocupen el tiempo.

- Pensar que el alcohol no resuelve los problemas, al contrario, impide pensar con claridad.

Dejar de beber mejora la calidad de vida:

    Son muchos los beneficios de abandonar el consumo de alcohol, como tener una mayor agilidad mental, un aumento del bienestar físico, más apetito, disfrutar de mejor humor, conducir de manera más segura, ahorrar dinero, mayor concentración y rendimiento en el trabajo, y aumento de la autoestima.

Antecedentes de alcoholismo en la familia

Si se encuentra entre los millones de personas en este país que tiene uno de sus padres, abuelos o algún otro miembro cercano de la familia que es alcohólico, se habrá preguntado qué significado tiene este antecedente familiar en su vida. ¿Formarán parte de su futuro los problemas con el alcohol? ¿Tendrá más propensión al alcoholismo que otras personas, cuyas historias familiares no incluyen la enfermedad? Si así fuera, ¿qué puede hacer para minimizar el riesgo?

Muchas investigaciones científicas han demostrado que los factores genéticos tienen influencia sobre el alcoholismo. Estos descubrimientos demuestran que los hijos de padres alcohólicos son hasta cuatro veces más propensos a desarrollar problemas con el alcohol que el resto de la población general. Sin embargo, el alcoholismo no se determina solamente por la composición genética heredada. De hecho, más de la mitad de los hijos de padres alcohólicos no llegan a serlo.

Existen estudios que demuestran que muchos factores influyen sobre el riesgo de desarrollar alcoholismo. Los investigadores creen que el riesgo en una persona incrementa cuando existen en la familia las siguientes dificultades:

un padre alcohólico sufre de depresión o algún otro problema psicológico;

ambos padres abusan del alcohol y otras drogas;

el abuso del alcohol por parte de los padres es severo; y

los conflictos llevan a agresión y violencia en la familia.

La buena noticia es que muchos de los hijos de padres alcohólicos, aún aquellos que provienen de las familias más perturbadas, no siempre desarrollan problemas con las bebidas alcohólicas. Así como la historia de alcoholismo en la familia no garantiza que una persona será alcohólica, tampoco lo garantiza el ser criado en una familia con muchos problemas, con padres alcohólicos. El riesgo es mayor, pero no tiene porqué ocurrir.

Si le preocupa que la historia familiar de alcoholismo o los problemas de su vida en familia lo pongan en riesgo de convertirse en una persona alcohólica, aquí se ofrecen consejos de sentido común para ayudarle:

Si es menor de edad, evite consumir bebidas alcohólicas—En primer lugar, hacerlo es ilegal. En segundo lugar, la investigación demuestra que se corre mayor riesgo de convertirse en una persona alcohólica, cuando se comienza a beber a edad temprana, probablemente como resultado tanto del medio como de factores genéticos.

Como adulto, beba moderadamente—Aún cuando no exista antecedente de alcoholismo en la familia, aquellos adultos que eligen consumir bebidas alcohólicas deben hacerlo con moderación; en el caso de la mayoría de las mujeres, no más de una bebida por día; en el caso de la mayoría de los hombres, no más de dos bebidas al día, de acuerdo con las recomendaciones del Departamento de Agricultura y del Departamento de Salud y Recursos Humanos, de Estados Unidos. Algunas personas no deberían beber en absoluto, incluyendo mujeres que están embarazadas o están intentando hacerlo; personas que están recuperándose del alcoholismo; cualquier persona que anticipa tener que conducir un automóvil o llevar a cabo alguna otra actividad que requiera atención o pericia; personas que se encuentran tomando ciertos medicamentos y personas con determinadas condiciones médicas.

Las personas con antecedente familiar de alcoholismo, que corren mayor riesgo de desarrollar dependencia, deberían encarar el consumo moderado de alcohol con prudencia. Es posible que les resulte más difícil mantener hábitos de consumo moderados, que a otras personas en cuyas familias no existe historia de alcoholismo. Una vez que una persona pasa del consumo moderado de alcohol a tomar en exceso, el riesgo de problemas sociales (como por ejemplo, conducir bajo la influencia, violencia y trauma) y los problemas médicos (como por ejemplo, enfermedad hepática, daño cerebral y cáncer) aumentan considerablemente.

Hable con un profesional de la salud—Discuta sus preocupaciones con un médico, enfermera u otro profesional de la salud. Pueden recomendarle grupos u organizaciones que posiblemente lo ayuden a evitar problemas con el alcohol. Si usted es una persona adulta que ya ha comenzado a beber, un profesional de la salud puede evaluar sus hábitos con respecto al consumo del alcohol y determinar si fuera necesario que disminuya el consumo y cómo hacerlo.

 
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